2.1. El Cine de Guillermo del Toro.
Decir que el séptimo arte mexicano es junto al argentino el más prominente de toda Latinoamérica, en lo que al idioma español se refiere, claro, y en respeto al de origen brasileño, no es algo gratuito. Por años los aztecas han realizado montones de filmes desde la popularización de esta expresión artística, siendo la respuesta en nuestro idioma a los éxitos hollywoodenses en una época en la que no existían los subtítulos electrónicos y/o el doblaje, y llenando así las salas con el público del continente, que podía disfrutar de tales títulos por estar en su lengua materna. Por supuesto que sus obras son como en todo el mundo de variado estilo, primando en su primera época la entretención a través de los romances de “charros” y solo tiempo después comenzaron a surgir cineastas preocupados por hacer algo que fuera más allá de la entretención o por mantener una estética más personal que la acostumbrada entre sus pares. De este modo, a menos que me equivoque, a partir de la segunda mitad del siglo pasado con directores como Arturo Ripstein (El Lugar sin Límites y Profundo Carmesí) y Luis Buñuel con su etapa en México (Viridiana y Simón del Desierto), apareció una serie de producciones de enorme calidad artística. Ante la evolución de la filmografía en la tierra de Moctezuma, no podían faltar el interés por el “cine de género”, esto es películas de terror, ciencia ficción y fantasía, entre los que encontramos a numerosos cultores suyos, siendo Guillermo del Toro sin dudas su ejemplo más destacado y galardonado (y sin querer obviar las numerosas películas de Clase B o incluso de Clase Z, protagonizadas por personajes como El Santo y otros que tantas glorias le dieron a su gente allende en el tiempo).
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Guillermo del Toro...¡Todo un maestro!. |
Con 52 años de edad, viene a formar parte de los también notables Alfonso Cuarón (Y tu mamá también e Hijos del Hombre) y Alejandro González Iñárritu (Amores Perros y Babel), el triunvirato actual de entre los directores mexicanos más valorados a nivel internacional, quienes comenzaron a hacer cine para su país y luego consiguieron la atención de los gringos, para lo que han sido llamados a filmar en sus territorios. No obstante estos tres, quienes además ofician de guionistas, no han dejado sus raíces y es así que muy bien podemos seguir encontrando esa vena latinoamericana, que bien los encumbra por sobre sus colegas venidos de otras culturas.
Su casi decena de cintas, desde su debut en 1993 con la más que recomendable Cronos, una muy especial variación del tema del vampirismo y que implica nada menos que a alquimistas entre medio, posee unas cuantas características . Pues bien podemos reconocer varios elementos recurrentes en sus trabajos, que no dejan de ser “cine de autor”, pese a que hoy en día realiza producciones multimillonarias y con actores de renombre, amparado por Hollywood. Se trata de largometrajes comerciales, pero que no dejan de expresar su amor por las fantásticas historias que desde niño le fascinaban, llenas de personajes heroicos y monstruos fabulosos; por lo tanto su filmografía es sin dudas su mayor homenaje a tales clásicos, sentimiento que comparte con los millones de seguidores que posee a lo largo del mundo y que esperamos con ansias cada uno de sus nuevos proyectos.
Los niños frente a la crudeza del mundo real y la presencia de lo extraordinario es uno de sus temas recurrentes, algo que podemos encontrar desde su ya mencionada ópera prima, como en su primer filme para un gran estudio extranjero, Mimic (1997) y su díptico histórico español ambientado en la Guerra Civil de la Madre Patria con El Espinazo del Diablo (2001) y El Laberinto del Fauno (2006).
De igual manera nada menos que los superhéroes de cómics, también tienen cabida en el corazón de este realizador, quien quizás llegó a firmar quizás la mejor de las tres entregas del cazavampiros mestizo humano-chupasangre de Marvel, con Blade II (2002). No obstante se superó a sí mismo en lo que respecta a adaptaciones de este tipo de historietas, con sus dos películas sobre el demonio de buen corazón y defensor de la humanidad ante las fuerzas del mal sobrenaturales, Hellboy. Estas dos obras datan de 2004 y 2008 respectivamente y se puede afirmar sin vacilaciones que la segunda, Hellboy y el Ejército Dorado,se encuentra entre sus mejores labores.
Muy en la línea de las criaturas gargantuescas que tanto son de su devoción, aunque a ello agregado su pasión por las producciones japonesas del estilo kaiju (entre las que encontramos los numerosos títulos de Godzilla, Gamera, Ultraman y muchos otros personajes de este estilo), viene a ser la increíble Pacific Rim (2013). Es así que con ella dio en el gusto a un montón de fanáticos de este tipo de historias, al hacer por completo verosímil las peleas entre robots y monstruos descomunales, en ambientes urbanos y naturales (siendo que sus antecedentes nipones más bien trabajan con cartón piedra y disfraces de goma…Y pese a todo geniales, je).
Su última producción a la fecha viene a ser La Cumbre Escarlata (2015), otro título de carácter histórico y de fantasmas, emparentado bastante con El Espinazo del Diablo, aunque en este caso la trama transcurre entre Estados Unidos e Inglaterra. No obstante esta vez optó por seguir los arquetipos de las historias góticas con crímenes pasionales, grandes casas “embrujadas” y nobles de rancia alcurnia sometidos al misterio que los rodea.
A la hora de referirse a otros elementos habituales en sus trabajos como director y guionista a la vez (que además oficia como productor y escritor), debe destacarse el buen humor de muchas de sus películas y el elemento gore, que hace de las delicias de sus seguidores. Por otro lado, la cuidada ambientación de sus trabajos, con una enorme preocupación por contar con la mejor dirección de arte, maquillaje y efectos especiales a su disposición, convierten su cine en todo un deleite para los sentidos; a ello debo sumarse el estupendo trabajo que consigue de sus actores, quienes muchas veces se repiten en sus títulos debido a la amistad y confianza que nace entre ellos, de modo que bien podemos verlos en los papeles más distintos entre un filme y otro.
2.2. El Espinazo del Diablo.
La tercera cinta de Guillermo del Toro viene a ser sin dudas junto a su “compañera” El Laberinto del Fauno, una de sus dos obras más intimistas y bellas, pues se trata de una historia cargada de emotividad e imágenes que pese a su grado de terror y de violencia, no pueden ser más bellas.
El comienzo de esta película, bastante dramático y realizado con una delicadeza que nos dice que estemos atentos al gran misterio que debe resolverse, se completa con la profunda voz en off del personaje de Federico Luppi (uno de los histriones fetiches del realizador) y quien en este portentoso inicio (como al final de todo), nos regala un inolvidable monólogo:
“¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás. Algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar”.
Dejo para el futuro espectador de este largometraje que aún no la ha visto, la última parte de la cita, de modo de no quitarle la sorpresa del verdadero sentido de estas palabas.
Su argumento transcurre en plena Guerra Civil Española (finales de la década de los treinta del siglo XX), de modo que este terrible transfondo en el cual la Madre Patria yace enferma, mientras sus hijos se desangran unos a otros motivados por la intolerancia política, sirve para contarnos una historia de terror y en la que el fantasma que aquí aparece no es la verdadera fuente del peligro, al que están expuestos sus personajes…Pues tal como dice el dicho:
No hay que temerle a los muertos, sino a los vivos.
Es así que los malos de la historia vienen a ser los hombres inescrupulosos que aquí aparecen, quienes en el ejercicio de su poder sobre otros (los indefensos e inocentes, ancianos, mujeres y niños) se convierten en los antagonistas de esta cinta.
En un lugar de la Mancha (como en el famoso libro de Cervantes) se haya un orfanato, que de seguro otrora conoció mejores momentos, pero que ahora apenas se mantiene con su gran cantidad de chicos varones, gracias a cuatro abnegados adultos que hacen lo posible por mantenerlos con todo el amor y la dignidad que les pueden dar. Muchos de estos pequeños son hijos del odio que ha nacido en estas tierras y es así que uno de los protagonistas viene a ser otro de estos muchachos, quien recientemente ha sido traído por unos guerrilleros que no pueden cuidar de él, mientras luchan por lo que ellos consideran justo. El chiquillo apenas llega tiene problemas con uno de sus condiscípulos, el típico abusador que aparece en estos grupos, sin embargo debido a la nobleza de su corazón y al recrudecimiento de las circunstancias (que los hace unirse como comunidad para defenderse del verdadero mal que asola el lugar) se gana su amistad, al igual que la del resto de sus compañeros. Los niños ven a un fantasma, El que Susurra le llaman, y en especial el nuevo inquilino se lo encuentra más de una vez. En cambio los adultos creen que todo se trata de puras fantasías infantiles.
Encontramos dos mundos aparte en esta película, pero unidos, pues ambos forman parte de aquello que llamamos Humanidad. Entre los adultos hay personas que no dejan de hacerse queridas por el espectador y que debido justamente a su espíritu bondadoso, tienen el cariño de los infantes que cuidan. Dentro de estos se encuentran dos ancianos, mujer y hombre, quienes por años se han amado; sin embargo como en los clásicos romances imposibles, nunca se han permitido dar rienda suelta a lo que hay entre ellos, dejándolo todo en una amistad que les impide ser felices en verdad. La dama es una señora que usa una pierna ortopédica, quien regenta el orfanato, heredado de su difunto marido. El varón es un médico argentino con alma de poeta. Con ellos dos trabajan la típica señora de apariencia maternal, quien en realidad no tiene mayores diálogos en la cinta y una muchachita en los primeros años de sus veinte (o en las cercanías), hermosa y dulce. A este grupo de mayores de edad se agrega uno de los antiguos huérfanos del lugar, quien ahora adulto ha vuelto al hogar que toda su vida ha odiado y que no obstante lo protege de las inclemencias políticas del país.
Entre los personajes adultos, en lo que concierne a los más importantes (los dos ancianos y el alojado reincidente del orfanato), encontramos a personas que pasan sus días bajo el yugo de sus propios demonios internos, o más bien de los mismos fantasmas de sus deseos insatisfechos. Son individuos que no poseen una plenitud, pese a las enormes virtudes de los dos primeros, que el otro en cambio es alguien nefasto y el verdadero demonio que se haya bajo las paredes del orfanato. Es así que pese a que por su edad ejercen el control de sus vidas (a diferencia de los niños dependientes de sus mayores), no pueden jactarse de ser personas dichosas.
Luego nos encontramos con el mundo de los más pequeños, los más heroicos entre los protagonistas de esta obra, pese a que nadie puede negar el mismo carácter admirable de la mayoría de los mencionados más arriba. Son niños que pese a las duras pruebas que les toca pasar, no han perdido su inocencia (incluso el mismo matón del grupo, no deja de poseer su propio grado de sensibilidad) y quienes representan sin dudas los valores de la amistad y eso que está tan de boga en día, conocido como resiliencia (la capacidad de salir adelante pese al medio hostil en el que se vive). Además son ellos los únicos capaces de percibir lo que vendría a ser el tercer mundo involucrado en esta trama: el de lo sobrenatural. Pues a diferencia de los adultos, no han perdido el sentido de la maravilla y la esperanza.
Por otro lado, retomando este tercer nivel que aparece en El Espinazo del Diablo, lo sobrenatural en cuanto a la presencia de fantasmas, tiene acá relación con la idea tan atrincada en la tradición, de que estos espíritus se quedan en la Tierra debido a un asunto pendiente y que no hayan la paz hasta que tal dilema se resuelva. A todo esto se le agrega para hacer más atractivo el guión, un crimen que no se ha resuelto y que por supuesto tiene relación con el fantasma que ven los niños. Y todo se pone aún mejor si añadimos la noción de la justicia, no como venganza, sino como algo que va más allá del concepto del castigo propio de la sociedad moderna, con sus leyes establecidas: pues desde un punto de vista metafísico, existe una justicia superior de la que no se puede escapar con subterfugios legales y esta es la que encontramos hacia el impactante clímax de la película.
No encontramos con varios momentos memorables, muchos de ellos realizados con verdadera belleza por parte de su director y en los que el compromiso de los actores es primordial, incluyendo a los niños que en más de una ocasión nos llegan a conmover (con risas y lágrimas). Hay sustos varios y hasta su grado de erotismo. En suma, se trata de un filme que no deja indiferente a nadie, que además al ser una coproducción española-mexicana, sigue también una larga tradición del cine fantástico castizo, en lo que durante estos últimos años hemos llegado a tener muy buenos otros ejemplos (El Orfanato, La Habitación del Niño y La Secta de los Sin Nombre, por solo mencionar algunos).
Y no podía faltar el trailer para entusiasmarlos a ver este gran filme.