Las producciones cinematográficas Marvel, hace ya rato que dejaron atrás a los responsables de llevar al cine las historietas de su eterna competidora, DC, pese a los varios éxitos de esta última en la pantalla grande (la trilogía de Batman y la última cinta dedicada a Superman, más unos cuantos proyectos suyos relacionados con el sello Vértigo); puesto que desde que tomaron la iniciativa de unir a sus superhéroes para el estreno de Los Vengadoresy relacionar todos sus filmes, han cumplido los deseos de sus seguidores uniendo a sus personajes en grandes producciones hollywoodenses (bueno, salvo los pertenecientes a la Fox, que corresponden a otra continuidad argumental, como los de la saga X-Men, si bien a Deadpool la ubicaron dentro de este mismo universo ficcional). Pues ante todo esto, los de DC han querido aprovechar el cada vez mayor interés del público por el tema y debido a ello fin se pusieron las pilas, por lo que ya han estrenado Batman versus Superman: El Origen de la Justicia. Es así como esta última cinta reúne no solo a los justicieros mencionados en su título, sino que lo hace por completo con la llamada Trinidad deceísta; de este modo se les une al Caballero de la Noche y al Hombre del Mañana nada menos que Wonder Woman, la guerrera heredera amazona Diana de Temiscyra. Por otro lado, lo que viene a dar la pauta para el inicio de toda una serie de futuros filmes con superhéroes de esta compañía, se traduce además en la génesis de un esperado largometraje dedicado a la Liga de la Justicia; de este modo a lo largo de su extenso metraje (alrededor de dos horas y media), aparecen brevemente varios otros miembros de este célebre equipo, de modo de prometernos su inclusión en la cinta que está por venir.
El reciente estreno de esta mencionada obra, corresponde además a la continuación directa de El Hombre de Acero(2013), dirigida por Zack Snyder, quien vuelve a tomar al kryptoniano para mostrarnos nuevas aventuras suyas en esta ocasión, encargándose además de sus dos compañeros. El guión una vez corrió a manos de David S. Goyer, guionista de cómics, cine y también director con largo tiempo ligado a DC e incluso a Marvel (puesto que estuvo detrás de la primera entrega del proyecto de Christopher Nolan sobre el Murciélago, Batman Inicia y en el anterior trabajo de Snyder dedicado a Superman). Y siguiendo con los nombres que se repiten para contentar a los fanáticos y asegurar dar lo mejor de sí, otra vez en el apartado musical podemos encontrarnos con Hans Zimmer, creando sus épicos y emotivos acordes para nuestros superhéroes. Asimismo Henry Carvill vuelve a hacer de Clark Kent/Kal-El, reunido con la mayoría del reparto de su primera pretérita incursión, de modo que también volvemos a ver a Loise Lane, Perry White, Martha Kent y una que otra sorpresa bajo el talento de los grandes actores que se le unieron en el pasado.
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Ahora bien, el Bruce Wayne y Batman que hayamos acá, corresponde a lo que se dio inicio con la mentada El Hombre de Acero, puesto que lo correspondiente a la trilogía de Nolan sobre el Señor Oscuro pertenece a su propia continuidad (ya cerrada en todo caso); por lo tanto una vez más el mayor guardián de ciudad Gótica posee un nuevo rostro y se vuelve a contar su historia desde cero (si bien esto último solo se aborda acá ligeramente, ya que esta vez no es importante conocer los orígenes del personaje, sino que contar cómo fue que comenzó su amistad y colaboración con Superman y Wonder Woman). Es así que un actor ya ducho en el género como lo viene a ser Ben Aflleck (puesto que había participado otrora en Hollywoodland,como el malogrado actor de televisión que hizo de Superman para la pantalla chica, George Reeves y asimismo hizo de nada menos que de Daredevilen la única película sobre el llamado Hombre sin Miedo), quedó a cargo de nuestro justiciero, otorgándole frescos matices, entre ellos el hecho de contrastarlo aún más con su colega al ser un sujeto cuarentón y (tal como se menciona en la película), con ya veinte años en su carrera como paladín (puesto que su contrapartida aquí todavía es un veinteañero en apariencia y es algo inexperto en su papel como superhéroe). A la potente figura que aquí llega a tener Batman, se le suma la de su fiel mayordomo Alfred Pennyworth, quien ya en la mencionada trilogía fue caracterizado por un actor de la talla como Michael Caine; pues en esta ocasión corrió a cargo de otro grande: Jeremy Irons. Cabe decir que este último actor, de igual modo realiza un Alfred levemente distinto al ya visto con anterioridad, mucho más joven e irónico que sus símiles cinematográficos.
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Ante la proeza de reunir a estos tres íconos de las viñetas deceístas, uno bien puede llegar a preguntarse qué amenaza podía requerir que trabajaran por primera vez juntos. Es así como vuelve a salir Lex Luthor en escena, como si fuese el único villano capaz de orquestar tan colosales desastres (puesto que ya nos tiene aburridos con su participación en tantos otros filmes del Azuloso ¿No?). No obstante este Lex resulta ser toda una novedad para el espectador y en especial para el lector de cómics, puesto que se trata de un Luthor mucho más joven que lo visto en el pasado; además pese a su intelecto privilegiado es dueño de una personalidad esquizoide y bien hace recordar al Guasón con su histeria. El trabajo realizado aquí por Jesse Eisenberg como este criminal, sin dudas supera al de Kevin Spacey en Superman Vuelve (pese a mis mayores respetos para con este último), ya que su diálogos y monólogos, más los constantes tics del sujeto, logran “robarse la película” más de una vez.
Redondeando lo que corresponde a la unión en pantalla de Batman con Superman (ya que por el momento obviaré a nuestra “Wondy”, para seguir el curso de las ideas que ahora deseo exponer), las circunstancias que los llevan a conocerse remiten a dos hechos en concreto: primero el caos provocado por las incursiones de Zod, tal y cómo lo pudimos apreciar en El Hombre de Acero. Pues en esta reciente película vemos lo que originalmente fue una batalla épica para los ojos del público, como toda una pesadilla, si se llega a apreciar sus efectos desde el punto de vista del hombre común y corriente. Todo ello porque a la larga la contienda exhibida en el citado filme, no viene a ser otra cosa que la lucha entre seres superiores y que con su accionar pasan a llevar a quienes los rodean, convirtiéndose en todo un peligro; de este modo el guión hace acá algo inesperado (si bien lógico en la dirección que toma), al centrarse en los sujetos “normales”, quienes se transforman en meras víctima de todo este poder desatado. De este modo alguien como Batman, quien viene a representar el ideal de hombre encumbrado sobre sí mismo, se erige en la voz que condena a estos seres superpoderosos (ya que solo un simple mortal puede llegar a comprender la impotencia, de estar sometido a la voluntad de dioses indolentes a su fragilidad). Es así como resulta memorable este nuevo enfoque de las colosales peleas de Superman contra Zod. Por ende, originalmente Batman va en pos de Superman para evitar nuevos entuertos de este tipo, al más puro estilo Castigador. Esta inicial enemistad entre uno y otro, se vuelve más radical porque el mismo alienígena ve en el humano a otro criminal y al cual desea llevar ante la justicia; dicho propósito suyo debido a que sus métodos para con los malhechores, no le parecen adecuados y serían más bien propios de otra mente desquiciada (de hecho, este Batman resulta lejos ser el más “aterrador” de todos los que le precedieron en el séptimo arte). Ahora bien, estos malentendidos entre uno y otro, no son nuevos a la hora de referirse a ambos superhéroes, pues bien recuerdan a lo que se puede apreciar en la ya clásica miniserie El Hombre de Acero y con la cual John Byrne contó el primer encuentro entre estos dos a mediados de los ochenta (historieta que sentó los precedentes para el universo DC post Crisis). En este título Superman va a ciudad Gótica, con ninguna otra intención más que atrapar a quien cree ser un villano más. Tal idea que enjuicia el actuar de los superhéroes o de quienes se autocatalogan de tales, en su defensa de los oprimidos a cualquier costo, toma ribetes de juicio moral y políticos en la trama, algo nunca antes visto en este tipo de películas (no obstante en pocos meses más lo veremos en el universo Marvel, con la Guerra Civil, gracias al próximo estreno dedicado al Capitán América) y que acá se complica cuando una senadora de los Estados Unidos se involucra en la discusión (soberbiamente ejecutada en los hombros de Holly Hunter, a quien hace años no teníamos el gusto de ver actuar). Por ende, detrás de todo esto una vez más se pone en tela de juicio las acciones de quienes nos representan, enarbolando nuestra bandera y las armas (en el mundo real: policías, detectives y fuerza armadas; políticos de igual manera) ¿Quién está en lo correcto con su proceder como justiciero? ¿Superman? ¿Batman? Pues hay que ahondar en la psicología de cada uno para comprender mejor sus argumentos. No obstante algo que sí queda claro en el guión, es la manera en que estos dos son proyectados como sujetos, que por muy buena intenciones que tengan para con el prójimo, resultan estar alejados de la comunidad debido a sus distintas naturalezas y ello los convierte hasta cierto punto en anomalías frente al resto (el primero por su naturaleza especial que lo convierte en un dios y el segundo por la oscuridad que guarda dentro de sí y que lo convierte en un espanto más para la gente).
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Aparte del mencionado cómic de John Byrne, existen otras referencias sacadas de varios otros títulos de los cómics. Es así como para variar se sacaron ideas y/o conceptos de El Regreso del Caballero de la Noche de Frank Miller, capital obra de la que se nutre buena parte de la oposición entre Batman y Superman, lo que incluye la armadura que aquí usa el Murciélago para enfrentarse al krpyptoniano y que es igualita a la que aparece en esta novela gráfica; a su vez las particulares heridas que sufre el Hombre de Acero en determinado momento, con su correspondiente regeneración, también son propios de esta obra. Por otro lado, no solo Zod y Lex Luthor asolan al mundo , puesto que para sorpresa de muchos y por fin para deleite de quienes sí sabemos de cómics, aparece otro famoso villano; pues cuando irrumpe en la cinta, trae a la memoria uno de los momentos más recordados en toda la cronología de Superman. No voy a hacer spoiler al respecto, no obstante sí diré que ello le da a la trama un giro imprevisto y abre caminos insospechados para que lo vendrá más adelante. Regresando a Wonder Woman, pues acá se deja claro que llevaba largo tiempo como superheroína; no obstante no supieron aprovechar este detalle y cuando ello es revelado, si bien aparece junto a unos supuestos compañeros justicieros, estos podrían haber sido más parecidos a la Sociedad de la Justicia (un antiguo grupo de superhéroes en cuyas filas esta dama se encontró). Empero tal detalle hace referencia directa o indirecta, a que ya antes habían sujetos con características superheroicas.
El gran problema de todos estos elementos reunidos en una sola película, viene a ser la saturación de información y que en especial para quienes apenas se manejan en el tema, bien los puede confundir con tanto personaje, secuencia de acontecimientos y toda la parafernalia entregada. Es respecto a todo esto, que lo correspondiente a los otros miembros de la Liga de la Justicia, en los pocos segundos que se les dedican (pues en la práctica son solo cameos) resulta casi innecesario, ya que todo parece apresurado y de lo más bien que la película funcionaría sin estas “pinceladas” del resto del universo DC…Otra cosa sería si les hubiesen dedicado más metraje (¿Tal vez en una versión extendida o corte del director?). Para ejemplificar esto, basta con mencionar solo de manera escueta cierta pesadilla o alucinación que en un momento llega a tener Clark Kent ¿De qué se trata todo eso? ¿Quiénes son los que aparecen en tales imágenes? Se preguntan de seguro muchos y sin embargo ello tiene relación con lo que vendrá a posterioridad. No obstante ello resulta raro al espectador general, porque una vez más aquí es posible encontrar otro guiño a los cómics, siendo precisamente algo sacado de Crisis en las Tierras Infinitas. Si al menos hubieran hecho todo esto con el tiempo que se dieron los de Marvel, quienes como bien sabemos fueron haciendo distintas películas para cada uno de sus personajes, antes de juntarlos a todos; de tal modo todo sería mucho mejor y no nos veríamos frente a algo que llega a cansar de vez en cuando. Pero DC quiere subirse al carro de las ganancias que Marvel le lleva hace rato aventajando, razón por la cual no pueden darse el lujo de hacer todo de la misma manera que su compañía rival. De este modo habrá que esperar a evaluar los resultados, una vez que se estrene El Escuadrón Suicida dentro de poco y que ya se conecta con este actual cinta en varios aspectos (específicamente en lo que concierne a la presencia oculta del Guasón en la vida de Batman y con la noticia pública de la existencia de metahumanos, que desde la aparición de Superman, se convirtió en un tema de preocupación dentro de esta nueva continuidad para el cine).
Así que darle tiempo al tiempo, para dimensionar mejor las últimas decisiones de DC con respecto a sus proyectos para el cine. Por lo menos la amenaza (cósmica) que se supone asolará el mundo, deja a los conocedores de las historietas con la esperanza de que lo mejor aún está por venir.