I- Sobre quién lo imaginó:
Jorge Baradit es un autor chileno en la cuarentena de su vida (11 de junio de 1969), cuya carrera literaria se ha orientado hacia los caminos de la ciencia ficción, la fantasía y el terror (muchas veces mezclando estos tres subgéneros). Siendo que en Chile solo ahora recién está surgiendo una horneada de escritores dedicados en exclusiva a estos temas, por años Baradit y los suyos estuvieron relegados a los talleres literarios y la publicación casera en fanzines (revistas autopublicadas, por lo general en papel fotocopiado o impreso desde las casas de sus colaboradores, si bien también existen ahora las versiones en digital). Cuando antes el único artista nacional del área que fue capaz de salir de nuestras fronteras y conseguir cierto reconocimiento internacional fue Hugo Correa (creador de esa fabulosa novela que es Los Altísimos y las recomendables colecciones de cuentos Cuando Pilatos se opuso y Los Títeres, lo que le consiguió elogios de nada menos que del gran Ray Bradbury; como también conseguir un número dedicado en exclusiva a sus escritos, en la ya mítica revista especializada española Nueva Dimensión), Baradit ha logrado hacerse conocido en otras partes del mundo; ganar premios de prestigio como el especializado UPC de la Universidad Politécnica de Cataluña en España y ser editado por el maestro Miguel Barceló en la colección que dirige para ediciones B llamada Nova, cuyo listado incluye a solo consagrados como Isaac Asimov, Orson Scott Card y Brandon Sanderson. Cabe decir que Baradit forma parte de una generación que se crió en Chile con el impacto de las animaciones japonesas, los videojuegos y la cultura de masas mediática, lo cual se refleja claramente en su literatura heredera de todo esto; tampoco se puede dejar lado el hecho de que como muchos de sus pares, este miembro del Freak Power (grupo intelectual de escritores al que pertenece Baradit, con quienes comparte los mismos intereses como ñoño o nerd), se han nutrido de un buen número de escritos, novelas, cómics, películas y series de estos géneros, lo que se evidencia en su literatura que mezcla todos sus elementos para crear un producto híbrido o mestizo. Lamentablemente el propio Baradit en parte reniega de ser un lector y un escritor de género, siendo que sin duda su literatura es parte de todo esto; es así como algunos (y entre ellos quienes lo han conocido), lo acusan de divo y posero, pues incluso en la breve biografía suya que aparece en la contratapa de Synco (editada por Ediciones B) para nada hay mención a sus lecturas de ciencia ficción y como haciéndose el intelectual nombra entre sus escritores predilectos a Borges, Blake, Swedenboerg (¿Quién diablos es este tipo?) y Artaud. No obstante independientemente de si Jorge Baradit es un apóstata postmodernista de las lecturas que lo llevaron a escribir lo que hoy en día lo ha hecho famoso, negar su talento resulta ser tanto o más absurdo que esta imagen suya de “estrella de rock literaria” y/o autor que nada le debe a sus precursores en la ciencia ficción, respecto a la fuente de inspiración de sus más delirantes narraciones.
Desde que Baradit acaparó la atención del citado Miguel Barceló, ha llegado a publicar unas cuantas novelas (la mayoría en la colección Nova), varios cuentos junto a su grupo de amigos del Freak Power en Norma, como en otras editoriales, y la versión en novela gráfica de uno de sus primeros cuentos, Policía del Karma. Respecto a las características de buena parte de su ficción, como ya se dijo arriba, su obra posee un interesante corte mestizo, al incluir en sus historias elementos de tecnología al más puros estilo ciberpunk (con referencia a la realidad virtual y tecnología computacional de punta), elementos del llamado steampunk (ciencia ficción retro, en la cual se ven avances científicos de un supuesto pasado, de modo que pese a ser adelantados para nuestra realidad se describen como algo “antiguo” a nuestros ojos) y una fuerte dosis de conceptos metafísicos de varias culturas indígenas, orientales y occidentales (uso de drogas alucinógenas para provocar estados alterados de la conciencia, presencia de curanderos aborígenes con poderes, esoterismo nazi, reencarnación, cábala, etc.). Al fruto de todo esto Miguel Barceló lo llamó en su momento ciberchamanismo, término que curiosamente no le gustó al propio autor, pero que sin duda calza muy bien con lo que hace.
El primer libro de Baradit en aparecer en la colección Nova, corresponde a Ygdrasil (2005). Su lanzamiento fue avalado en Chile por la visita del mismísimo Miguel Barceló, quien asistió como conferencista a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), quien alabó sin complicaciones a Baradit durante la charla que dio para promover esta publicación; en 2009 apareció una versión corregida y de lujo de su debut en formato profesional. Para el año 2007, Jorge consiguió el Premio a la Novela Corta de los UPC, con Trinidad, una precuela a su ópera prima y que es posible leerla en Premio UPC 2007, en la misma colección Nova, junto a otros autores y a una más que interesante conferencia que dio el afamado escritor de fantasía Brandon Sanderson. En 2008 aparece Synco nuevamente al alero de Ediciones B y de su longeva colección de ciencia ficción y fantasía, libro al cual se le dedicará un espacio mayor dentro de este texto, por ser el motivo por el cual hoy día me encuentro escribiendo; esta novela tuvo hasta su propio tráiler y banda sonora, como si de una película se tratara, así como también se ha hablado de hacer una serie de televisión sobre ella (lo que al menos en el caso de Chile resulta ser toda una utopía, si se considera que en nuestro país la ciencia ficción nacional no tiene cabida en la pantalla grande y menos en la chica). En 2009 aparece su novela de corte juvenil Kalkufura y a la que le sigue el cómic ya referido acá, Policía del Karma, con dibujos de Martín Cáceres. En el transcurso del año de 2012 en un importante diario santiaguino, Baradit se avocó a la publicación por entregas de una nueva novela suya, titulada Lluscuma, en la cual volvió a contar con la colaboración de Cáceres en la parte gráfica; un año después, de nuevo bajo ediciones B, lo sacó en formato de libro y con una que otra revisión por parte de su autor. Este año, tan solo hace unas pocas semanas, apareció el más reciente de sus títulos, Historia Secreta de Chile, esta vez al alero de Editorial Sudamericana y el cual ha sido todo un éxito en el país (a tal punto que es la primera obra de este tipo nacional en ser “pirateada” y vendida en las calles en el comercio informal de nuestro país); a ver cómo le va con ella en el resto del mundo.
II- De lo que se imaginó:
Synco parte tan engañosa para el lector como para su protagonista, pues poco a poco va descubriendo que el Chile alternativo de sus páginas es mucho más que la supuesta utopía tecnológica que aparenta ser…Pues esta novela corresponde al atractivo subgénero de la ucronía, consistente en la elaboración de una ficción donde los grandes sucesos de la historia, ocurrieron de manera distinta a la realidad (tal como la típica idea de que la Segunda Guerra Mundial la ganó el EJE y no los Aliados, lo que bien aborda la celebrada novela El Hombre en el Castillo de Phillip K. Dick y que tiene su propio homenaje en esta obra).
Jorge Baradit con valentía y creatividad, “recrea” el Chile de principios de los setenta, cuando en aquel entonces la nación estaba en los primeros años de la dictadura militar derechista de Augusto Pinochet; tema que por su cercanía cronológica, aún crea bastantes conflictos en el pueblo chileno, ya que todavía varios de los personajes de ambos bandos relacionados con este gobierno, siguen vivos y aún en la mirada pública, sin olvidarse de todos aquellos inocentes que sufrieron el yugo de las atrocidades fascistas. Para quienes no conocen nuestra historia, el 11 de septiembre de 1973 el gobierno socialista del Presidente Salvador Allende (primer gobierno de este tipo elegido democráticamente en todo el mundo), terminó de manera abrupta cuando grupos de derecha, alentados por el respaldo de Estados Unidos, se unieron a las fuerzas militares y llevaron a cabo el llamado “Golpe Militar”; en el cual se bombardeó la sede del gobierno, la colonial Casa de la Moneda y Allende murió heroicamente defendiendo sus ideales a mano armada. Hay que ser sinceros para descubrir a los amigos extranjeros y a las nuevas generaciones de compatriotas este triste episodio de Chile, pues en realidad no fue la peor de las dictaduras latinoamericanas que por aquellos años abundaron; no obstante los miles de detenidos desaparecidos, torturados y sus demás víctimas, han quedado como huellas imborrables de la inhumanidad de sus responsables (muchos de ellos menores de edad, mujeres embarazadas e incluso que ni siquiera eran miembros de los partidos socialista y comunista, siendo sus integrantes los más perseguidos por los seguidores de Pinochet). Pues bien, en Synco el proyecto de instaurar la dictadura es frustrado desde sus propias filas, puesto que en este otro lado del espejo Pinochet terminó por apoyar a Allende, ayudándolo a acabar con la amenaza que se les venía encima. O al menos esa resulta ser la versión oficial en este Chile ficticio, hasta que se revela la verdad de todo.
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Uno de los diarios "intervenidos" en esta ficción. |
Tras una impresionante introducción, centrada en una figura histórica muy relacionada con los eventos reales de Chile y con la de su reflejo distorsionado, el libro pate con la llegada al país de su personaje principal. Este primer capítulo resulta además el encuentro entre Martina Aguablanca, con el que fuera su país de origen, por años nacionalizada venezolana, como también con el lector (idealmente chileno), quiénes se ven frente a la maravilla de un país glorioso y que supuestamente ha superado con creces la prueba tras estar a punto de verse sumergido en lo más cercano a una guerra civil; de este modo tanto protagonista, como uno mismo, apenas pueden reconocer a esta patria metamorfoseada en un nación avanzada tecnológicamente a tal punto, que se ha convertido en toda una potencia mundial. Solo seis años han pasado desde que el Golpe Militar fue abortado y en Chile sigue gobernando Allende, quien ha sido reelegido en su puesto. Es en la víspera de las celebraciones del nuevo triunfo del gobernante, que llega Martina, quien siendo muy niña se fue con su padre militar derechista al exilio, para escapar de las “garras bolcheviques” y es así como ahora regresa a estas tierras en calidad de representante diplomática venezolana, ´puesto que su país de acogida desea conocer los métodos de Chile para conseguir su mismo éxito. Resulta significativo que esta mujer siempre se haya sentido extrajera en las dos naciones en las que ha vivido, puesto que cuando salió del país con su padre apenas había llegado tener identidad con su patria, mientras que en Venezuela por mucho que haya conseguido la nacionalidad, siempre se sintió como la “chilena”; esta ambigüedad de no pertenecer por completo a parte alguna, llega a hacer que desde un principio comience a sentir recelo ante este Chile magnificente. Poco a poco Martina se va involucrando en una serie de eventos, en los que se encuentran con algunos de los personajes más curiosos (muchos de ellos “reales”) y que le demuestran la verdad detrás de la faz amistosa de todo, pues en realidad lo que ha conseguido Chile ha sido a costa de demasiado sudor y lágrimas. Así es como la supuesta utopía de izquierda se convierte en realidad en una antiutopía, en la cual la libertad de los chilenos se haya oprimida por un peor tirano de lo que incluso fuera Pinochet.
En un principio se muestra a Chile como un paraíso tecnológico y social, que al parecer resultaría ser la única nación de su época en contar con una especie de Internet, que regula, maneja, ordena y controla todo en sus dominios. El sistema que permite todo esto se llama Synco, un proyecto preparado por Allende y un equipo de especialistas, anterior a los eventos del 11 de septiembre de 1973; el cual una vez consagrado el poder del gobierno socialista, de manera rápida fue instaurado al punto que para la fecha en que llega Martina, ya nada funciona en el país sin que Synco esté presente. Baradit describe de forma bastante verosímil una sofisticada tecnología retrofuturista, en la que se ocupan artefactos intervenidos a propósito para hacer uso de la maraña de cables y botones que significa todo esto. Asimismo el sueño socialista ha llegado a tal punto, que en una especie de parodia, el narrador describe (en especial en el lenguaje de los personajes chilenos) una caricatura en la cual todos se llaman compañeros, en las radios se toca casi pura música folclórica latinoamericana y los gringos son mirados con recelo por la gente, aparte de que un gran número de países extranjeros (en especial europeos) ha donado algunos de sus propios avances para la completación de este sueño político de izquierda.
A medida que Martina va escarbando en los vericuetos de la verdad oculta, descubre (descubrimos) lo que tanto se sugirió con respecto al peso de la conciencia de su propio padre y que lo llevó al suicidio, como al del Pinochet de esta versión y que muchos individuos (tanto de la izquierda como de la derecha) no quieren que se sepa. De este modo la protagonista se ve convertida en la enemiga pública número 1, por lo que su vida peligra y lo único que le toca ahora es escapar, una vez que se entera de qué pasó (y pasa) en realidad. Por otro lado, llega a conocer la existencia de un caudillo que lleva años preparando un atentado contra el gobierno de Allende, siendo este quizás el personaje más extraño y mejor acabado de toda esta alucinante novela; de este modo la dama también se cruza en su camino y de ahora en adelante se convierte en el centro de atención de más de uno de los poderes que subyacen en las tierras chilenas. Cuando el grado de las revelaciones ha llegado a su cenit, es posible identificar para el lector culto la referencia directa a nada menos que los propios mitos de Cthulhu, la existencia de universos paralelos y la convivencia de lo claramente sobrenatural y mágico, en una especie de enfermiza simbiosis con la tecnología de punta.
Uno de los mayores aciertos del escritor con esta novela suya, resulta ser sin duda la incorporación de personajes reales en sus páginas, muchos de ellos aún entre nosotros en la actualidad. Aparte del mencionado Pinochet (la entrevista que tiene Martina con él resulta ser uno de sus mejores momentos, así como la antesala a todo el misterio y/o complot de las sombras), por supuesto que aparece Allende, si bien para darle mayores aires de suspenso, Baradit hace que este salga solo mencionado por boca del resto de los personajes y cuando ya es posible que surja su figura, lo hace de la manera más curiosa. También son ficcionados Ricardo Lagos (quien fuera el tercer Presidente de la República, tras el regreso a la democracia), el escritor nazi chileno Miguel Serrano, el senador derechista Sergio Onofre Jarpa y el agente de la CIA Michael Townley, el cual en esta versión posee una personalidad mucho más benevolente que la de su referente real…Entre muchos otros más, que en algunos casos son apenas mencionados. Por lo tanto este juego con la realidad, convierte a Synco en todo un rompecabezas multireferencial y que a más de una persona lo llega a cautivar.
“Ricardo Lagos se paró en el centro de la sala y exclamó melodramáticamanente.
-El corazón de SYNCO
Martina miró en derredor sin alcanzar a distinguir nada extraordinario ¿Este montón de cachureos era SYNCO? Lagos pareció darse cuenta y sonrió.
-El crecimiento de SYNCO ha sido exponencial. La verdad es que además de ésto que has visto, nos hemos tomado casi 300 kilómetros cuadrados de terrenos subterráneos en bunkers y túneles en el centro de la capital, blindados por capas y capas de concreto y aleaciones de metal especiales. Expropiamos edificios privados para demolerlos por dentro y convertirlos en enfriadores, bodegas de acopio de materiales, contenedores de cintas magnéticas en archivo, etc. Los edificios fiscales contienen terraplenes con miles y miles de bombillas al vacío en cientos de pequeños pisos donde operarios con trajes térmicos se deben arrastrar durante días por laberintos candentes, para hacer mantención y vigilancia básica. Usted sabe, matar las hordas de ratones que se comen los cables, por ejemplo. Antiguos edificios administrativos contienen miles de transistores del tamaño de automóviles. Hay embajadas convertidas en gigantescos radiotransmisores. El antiguo edificio del Banco del Estado, por ejemplo, hoy es un gran acumulador de energía eléctrica, con pisos y pisos de dínamos movidos por animales. Convertimos el casco antiguo de Santiago de Chile en una inmensa placa madre de computador, gigantesca, destilando gases y vapores condensados por tuberías que silban cada minuto, evacuando la respiración de un monstruo dormido bajo tierra, nuestro propio dragón protector, Martina. Un computador a escala de una ciudad, con personas moviéndose entre sus resistencias y transistores sin saberlo.
Martina lo observa en silencio. Y además se sentían orgullosos.
-Por cierto, Martina. El funcionamiento de SYNCO es en tiempo real. Todo el país está conectado a través de teletipos y mensajes telefónicos que ingresan información a los ejércitos de operarios que las reciben y las convierten en tarjetas perforadas en estas instalaciones. Luego se ingresan a través de las cientos de ranuras que tiene a lo largo de su vástago y los procesadores de la base. El “hipotálamo” como a Salvador le gusta llamarlo, reordena y distribuye los datos que salen en la forma de mensajes en lenguaje de programación para ser leídos, interpretados y aplicados en empresas, plantas e industrias a lo largo de todo el país. Pero ésta es sólo una de las muchas funciones de SYNCO, no te engañes, coordinar la producción es sólo un aspecto de muchos más que irás conociendo de a poco en esta visita, Martina.
La mujer titubeó, miraba de reojo la sala, que parecía un garage abandonado y no el corazón del constructo tecnológico descrito por Lagos”.
Siguiendo con esta creación artificiosa de un Chile alternativo, Baradit incorpora a su texto fragmentos de diarios de la época y documentos oficiales que avalan la existencia de lo narrado en sus páginas, con fotos trucadas que, por ejemplo, muestran a un Pinochet con cicatrices en el rostro y junto a Allende.
También se suman a la novela pequeños episodios correspondientes a diálogos de misteriosos personajes, que queda de manifiesto saben mucho más que el resto acerca de lo que ha pasado en Chile y el mundo. Estos agregados dejan constancia de la existencia de algo así como una suprarealidad, en la cual gran parte de lo mencionado más arriba (en atención al nivel espiritual y psíquico del universo) se evidencia, hasta que todo llega a su pesadillezco clímax.
Volviendo al personaje de Martina, destaca en su nombre y apellido (Aguablanca) el simbolismo detrás de todo ello, gracias al cual Baradit se suma a una larga tradición literaria, de otorgar a los personajes nombres de fuerte carga semántica. Así es como esta mujer que en realidad en el libro no demuestra mucha femineidad que digamos, pese a su belleza, lleva consigo esta versión femenina del nombre Martín, derivado del dios romano Marte y que, por ende, significa “Guerrero”. He ahí la esencia de la protagonista, quien a lo largo de todo el libro lucha por descubrir la verdad detrás de la apariencia y donde su apellido Aguablanca, hace referencia a la pureza del necesario líquido que permite limpiar la suciedad (en este caso de la mentira). No obstante el autor convierte a su protagonista más en una antiheroína, que en una heroína, puesto que le entrega una personalidad errática hasta cierto punto, en especial por su complejo de Electra hacia su padre y al hacerla en cierta medida una persona infeliz, cuya mayor pasión llegará una vez que se decida a descubrir la verdad detrás de Synco.
Tras su apocalíptico desenlace, se agrega un anexo que se presenta en una primera instancia, como un glosario de varios de los conceptos más significativos del libro. No obstante en estas últimas páginas el demiurgo Baradit, vuelve a trastocar la realidad y convierte otra vez lo que fue en lo que bien pudo ser.
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Portada del más reciente libro de Baradit. |