Cuando la empresa privada de televisión Netflix anunció tener los derechos de unos cuantos personajes de Marvel, los fanáticos sin duda tomaron la noticia como todo un evento. A esta alegría se sumó el hecho de saber que dentro de estas licencias adquiridas, venía la de uno de sus superhéroes más atractivos: Daredevil. Era cuestión de esperar a que se produjera y estrenara su prometida serie.
Este mismo año se emitió en una tanda con todos sus 13 episodios seguidos, la primera temporada sobre el llamado Hombre sin Miedo, el vigilante ciego que vestido de rojo emula a un diablo para (tal cual Batman) asustar a los cobardes criminales. A través de estos episodios fue posible conocer la génesis del vigilante, en una extensa historia que se fue desarrollando de manera continuada a través de estos mismos capítulos; si bien estos no dieron pie a tramas autoconclusivas, sí contó con uno que otro subargumento, que le dio a un episodio o un par de ellos una marca especial respecto a los demás (como el romance no concretado entre el protagonista y una enfermera). Por lo tanto para disfrutar al máximo de esta ya elogiada y exitosa serie, lo ideal es verla de corrido, porque sin duda es adictiva y no posee puntos flacos o momentos de relleno. Si bien entre un episodio y otro a veces el tiempo ha pasado, el transcurso de los acontecimientos claramente ligados entre sí, con el llamado causa-efecto, permite adentrarse en la evolución de la historia y de sus mismos personajes. Cabe señalar que estos capítulos tienen duración de aproximadamente 50 minutos, sin cortes entre medio, puesto que al igual que las películas, están hechos para exhibirse de corrido ajenos a todo tipo de pausas.
Asimismo a la hora de analizar su argumento y la puesta en escena de todo ello, impresiona el nivel de violencia que posee el show. Lo anterior no tanto por la acción trepidante de las peleas de Matt Murdock contra los malos, sino debido a la personalidad de estos últimos, individuos que en su falta de escrúpulos para conseguir lo que quieren, contrastan con el protagonista y sus compañeros, quienes sí valoran por sobre todo la vida humana. De este modo en Daredevil la sangre corre a raudales, no obstante más que eso, la significancia de tanto acto bestial por parte de los malhechores, certifica estar frente a uno de los productos televisivos más duros que hay (imposible olvidar, por ejemplo, cuando le rompen la cabeza a otro hombre, golpeándola contra la puerta de un automóvil). Y sin embargo algunos de estos asesinos pese a su personalidad vil, son caracterizados con realismo, como personajes que albergan dentro de ellos algún tipo de nobleza.
En cuanto al aspecto artístico, resaltan los singulares créditos de apertura, lo que en una época en la que muchos programas han optado por prescindir de ellos, reflejan sin duda el carácter dramático de la serie misma. Es así que cuando se esperaba una música épica y sinfónica, al más puro estilo de las bandas sonoras de Danny Elfman para superhéroes, en este caso se optó por un tema incidental sencillo y nostálgico de corte electrónico, gracias al cual se refleja la honda humanidad del personaje principal. Teniendo en cuenta la tonalidad de la vestimenta del justiciero y toda la hemoglobina vertida en los guiones, es el color rojo el que domina en cada una de las imágenes generadas por computador que aquí aparecen. Entre ellas se muestra primero la clásica imagen de la justicia (ciega como el protagonista) y que a que antes de formarse por completo, pareciera ser el rostro de Daredevil con su singular máscara; luego es posible ver otros objetos ligados a la ciudad de Nueva York, donde vive Matt Murdock, como uno de sus famosos puentes. A su vez cada objeto que se presenta pareciera sangrar. Por último, es posible reconocer parte de una iglesia católica y la estatua de un ángel triste que la custodia, sin duda representaciones del mismo Daredevil como creyente y guardián de corazón roto.
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El pequeño Matt y su sensei personal: Stick. |
Sin duda que uno de los pilares en los que descansa la serie y gracias a ella radica parte de su gran éxito, corresponde a sus personajes, que desde el principio se hacen entrañables. Todo esto gracias a la caracterización de sus protagonistas, como también al trabajo más que convincente de los actores a cargo de su interpretación.
Es así que a la hora de referirse a todos estos, se debe comenzar por el mismísimo Matt Murdock/Daredevil. En cuanto a la manera de cómo se plantea el personaje, destaca ese aire de soledad que lo hace tan atractivo a muchos ojos. En esta primera temporada se puede apreciar su orfandad desde pequeño, circunstancia a la que se le suma la certeza de ser la única persona “especial”, dentro de un vasto mundo; es cuando entonces conoce a quien luego sería su guía, con quien comparte más de un detalle, pero justo cuando logra empatizar con él, vuelve pierde a esta segunda figura paterna suya. Una vez ya adulto, cuando ya ha logrado crear nuevos lazos afectivos, opta por alejarse de sus seres queridos, lo que le provoca nuevos conflictos entre su labor como vigilante y el amor que siente hacia los pocos íntimos que posee; pues para nada del mundo quiere que estos se vean en medio de los peligros de su vida secreta. Otro aspecto del protagonista que es abordado en la serie con mucha detención y respeto, tanto al personaje como a la ideología que representa, viene a ser su catolicismo, lo que será abordado en un párrafo más adelante con atención, ya que ello no solo atañe a Matt, sino que también a su propia némesis; por otro lado, la incorporación del tema religioso bien resulta otra virtud de la serie, cuando por lo general apenas se le da espacio en estas producciones televisivas y en este caso sí resulta relevante para entender (y dignificar) tanto a nuestro héroe, como a quienes aquí le acompañan. El guapísimo Charlie Cox es quien se encarga de interpretar a este singular paladín de la justicia y lo hace de manera tan convincente, que en realidad pareciera estar frente a un “indefenso” no vidente, para luego sorprenderse con su cambio cada vez que toma el papel de justiciero y se dedica a mostrar su lado más activo; a su vez el rostro de niño bueno de Cox, quien no deja de tener una de las miradas más tristes de la pantalla, se conjuga con su lado más varonil, pues siempre aparece con barba de unos cuantos días y no deja de resaltar, además, su figura apolínea.
Como segundo personaje relevante en Daredevil,está su mejor amigo desde la época de la universidad, el dulce Foggy Nelson, con quien Matt abre una pequeña oficina de abogados. En apariencia Foggy es todo lo contrario a su compañero, pues está pasado de peso, no tiene actividades físicas y tampoco posee el sex-appeal de este; no obstante por algo logró ganarse la amistad del solitario Murdock, puesto que Foggy posee un corazón de oro, es mucho más afectuoso que su amigo y a su manera posee un heroísmo que lo convierte junto al resto de sus virtudes en alguien fácil de querer. Otro detalle suyo relevante es la elocuencia que posee, la que evidencia su inteligencia y le permite convencer sin duda con sus argumentos a quienes lo conocen. Nelson, como el personaje que viene a continuación, viene de los primeros cómics del Hombre sin Miedo, cuando en aquel entonces la leyenda viviente Stan Lee y Bill Everett, los creadores de este superhéroe, escribían y dibujaban respectivamente para su revista.
Si el propio Matt Murdock y Foggy Nelson logran con facilidad conquistar al público, el caso de tercer personaje que cierra el trío principal de la serie, resulta todavía más destacable. Se trata de la aparentemente indefensa Karen Page, quien a lo largo de esta primera temporada tiene un proceso de evolución tanto o más grande que Matt, demostrando que no era la bella dama a la que proteger, si no que es la bella dama perspicaz, autovalente y proactiva de la que muchos hombres (y, por qué no, también mujeres) se podrían enamorar o al menos desear su amistad. Karen cruza su destino con Matt y Foggy desde el episodio piloto, cuando es involucrada en un crimen que no cometió y tiene la buena suerte de conseguir que estos dos la representen ante la justicia (y de paso Daredevil le salve la vida); luego agradecida se ofrece a trabajar para ambos como secretaria gratis y así en un giro inesperado se convierte en toda una aliada, cuyas intervenciones serán vitales para conseguir los objetivos de estos jóvenes abogados y que además se convierten en sus propias directrices. Cabe señalar que desde que apareció Karen en escena interpretada por la preciosa Deborah Ann Woll, se “roba la cámara” y en la que pareciera ser la mejor actuación de la serie, luego de la hecha por quien hace de su gran villano; es así como su histrionismo para pasar de una situación dramática a otra, llega a sobrecoger al público, ante la caracterización de tan especial heroína “normal”.
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Imposible no admirar a alguien como Ben Urich. |
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Solo para que vean el increíble cambio de Vincent D´Onofrio. |
Daredevil no puede existir sin tener su némesis y que le permita crecer como persona, gracias a la confrontación dada entre ambas fuerzas; pues en este caso resulta ser uno de los mejores villanos de todo Marvel: Wilson Fisk, conocido en los bajos fondos como Kingpin. Este genio criminal que recuerda sin dudas a los elegantes gansters, posee una inteligencia privilegiada, con una lengua propia de un poeta, si es que desea hacer notar su alta educación; empero no llega al nivel del Doctor Doom de los 4 Fantásticos o a Lex Luthor de Superman, puesto que para nada es un científico y/o un superdotado. No obstante tal cual sus referentes de la vida real, tiene una vida pública que lo hace ver como un exitoso hombre de negocios y un filántropo, cuando en realidad se trata de alguien retorcido con un montón de negocios ilegales que maneja con mano de hierro y no duda en acabar con la vida de quienes se cruzan en su camino. Formidable peleador con sus puños, a lo que se agregan las dimensiones de su cuerpo, mezcla entre músculo puro y grasa, lo que se acentúa por su gran altura, resulta ser un hombre violento, de pasado oscuro tanto como sucede con su presente. Sin embargo Fisk, quien aquí tampoco aún no asume el apodo por el cual será conocido, resulta ser una persona demasiado compleja como para escapar al típico malhechor unidimensional. Pues al menos tal como es presentado en esta primera temporada, en el fondo desea ser una especie de salvador de su ciudad, no obstante no sabe cómo llevar a cabo su proyecto y en su personalidad errática, comete todo tipo de atropellos en pro de sus ideales; a esto se le suma la presencia de su mayor contrincante, quien lo lleva hasta los límites, al punto que al final Wilson ve cómo sus sueños se desmoronan y pierde mucho más que su imperio del delito. Mientras tanto en el proceso de lograr sus propósitos, es ayudado por un grupo de individuos tanto o más funestos que él, varios de ellos representantes de mafias internacionales (china, japonesa y rusa); pero también están a su lado dos compatriotas suyos, en especial uno con el llega a tener un verdadero lazo afectivo. Es respecto a este último aspecto suyo, su profunda amistad con quien es su mano derecha (y el cual siente una devoción hacia Kingpin, que bien pareciera ser propia de un amante, aun cuando en este caso sería un enamoramiento platónico de parte suya hacia Wilson Fisk), que se evidencia la humanidad de este malhechor, pues es capaz de demostrar amor, tanto de amigo, como de hijo y de pareja, con detalles que un sociópata no podría albergar y lo que logra contrastar con sus arrebatos de ira que lo transforman en toda una bestia mortal. Por otro lado, destaca en él su propio sentimiento de honda soledad, que lo acerca por mucho que no lo desee a su enemigo Daredevil y que deja de manifiesto que hasta los malvados a la larga también son seres humanos frágiles. En lo que respecta al actor responsable de encarnarlo, este corresponde al ya veterano Vincent D´ Onofrio, quien si bien en su larga carrera cinematográfica y televisiva ha hecho en más de una ocasión de sujetos bizarros, con su papel como Wilson Fisk ha logrado conseguir los mayores elogios; a su vez llama la atención que quien otrora fuese todo un galán, atlético y varonil como pocos, presente una transformación tan grande como la que es posible ver en su versión de Kingpin: rapado, con sobrepeso y pese a todo, con cierto atractivo físico.
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Personajes para querer y el recuerdo...De izquierda a derecha: Wilson Fisk, Claire Temple (la susodicha enfermera), Matt Murdock, Karen Page y Foggy Nelson , |
El misterioso personaje conocido como Stick, quien enseña al pequeño Matt Murdock a usar al máximo sus sentidos ultrasensibles, introduce en la serie el elemento maravilloso y fantástico, el cual si bien en esta temporada apenas se avista, de seguro en las siguientes tendrá mayor relevancia. A su vez una de las aliadas de Kingpin, hacia el desenlace de la temporada, sorprende con la revelación de que no es solo una mafiosa más; por otro lado, el propio Stick en su escena final deja claro que existe un mundo más allá del que hasta el momento conocemos.
Tal como se había declarado más arriba, en esta serie el tema religioso cumple un rol importante, puesto que Matt es un ferviente católico y con ello lleva en su persona todo lo que implica esto para quien abraza dicha fe. Es así como ya desde el primer episodio, se presenta el sacramento de la confesión, con el respectivo sacerdote guardián de los pecados y dudas de su feligrés y el cual a lo largo del programa ayuda al protagonista a encontrar su lugar en el mundo. Pues un hombre como Matt y que debe hacer uso de la violencia para salvar a los inocentes, alberga en su corazón la culpa que lo mortifica y por esa misma razón necesita de alguien que lo escuche, lo aconseje y lo ayude a definir quién es realmente; es al respecto que una conversación en concreto entre el vigilante y su confesor amigo, que se haya el verdadero significado de lo que es ser Daredevil y que este logra justificarse como una herramienta para cumplir con cierto plan divino: pues el concepto del Diablo permite a Matt, tal cual el tótem del Murciélago en Batman, lograr que los criminales conozcan el miedo y así la polis pueda estar más segura gracias a este miedo subyacente que los frena. Considerando la aceptación de esta misión en la vida que tiene Matt Murdock, es que el tema del libre albedrío, tan caro al cristianismo, se vuelve a hacer presente ahora en una historia que va más allá de la espectacularidad de los superhéroes; pues Daredevil en medio termina por elegir su rumbo y ello lo hace feliz y con completo conocimiento de lo que está haciendo. Si no llevara a cabo su trabajo por libre elección o ignorara el destino que le corresponde, no podría llegar a la plenitud que hacia finales de la temporada se evidencia. Por otro lado, en más de una ocasión los guiones hacen referencia al poder de la oración y la fe religiosa en general, incluso en diálogos de alguien como Wilson Fisk; su monólogo previo al final de todo, cuando cita y reelabora la historia bíblica del Buen Samaritano, sin vacilaciones viene a ser uno de los momentos más gloriosos del personaje y de todo el programa (o al menos alguien que comparte este tipo de creencia, no puede dejar de sobrecogerse ante la sublimidad de estas palabras y de la ya mencionada charla entre Matt y su sacerdote).
Tras revisar en diversos puntos lo que ha sido este primer año de Daredevil en la pequeña pantalla y si se le compara con otras series sobre superhéroes, muy bien algunos pueden afirmar “sin miedo” que es lejos la mejor de todas las de este género. Ahora solo queda esperar al estreno de su segunda temporada y para la que ya están confirmadas las apariciones de Elektra (personaje femenino bastante ligado a Daredevil) y la del Castigador; este corresponde a otro justiciero marvelita famoso, cuyos métodos mucho más drásticos para enfrentarse a los parias de la sociedad, de seguro traerán otro tipo de confrontación para Murdock y que sin duda muchos deseamos gozar tal como en las viñetas de ambos.
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El seductor Matt Murdock de abogado ciego con puños heridos y como justiciero antes de ser Daredevil. |