Uno, dos, ya viene por ti.
Tres, cuatro, cierra bien la puerta.
Cinco, seis, toma el crucifijo.
Siete, ocho, no duermas aún.
Nueve, diez, nunca dormirás.
Canción infantil para advertir la presencia de Freddy Krueger
en la película “Pesadilla”
Desde pequeño que me gustan las historias de terror…y por ello mismo que me cautivan sus monstruos, todos aquellos seres diferentes que representan nuestro temor a lo desconocido y a todo aquello que nos puede hacer daño. ¿Es morbosa y/o enfermiza esta fascinación que siento? No lo sé la verdad, pero sí me doy cuenta de que millones de personas me acompañan en el sentimiento y que yo como ellos, no soy propenso al mal, ni tengo intenciones de endiosar a estas criaturas que simbolizan sin lugar a dudas lo peor de nosotros mismos; después de todo, desde tiempos inmemoriales la humanidad ha contado historias sobre estos seres para dejarnos una que otra reflexión, una que otra advertencia (como esa cita que parece tan infantil de “Ten cuidado con el lobo” de los cuentos de hadas), que nos ayudan a no cruzar el límite y a mantenernos cuerdos, para permanecer en el camino del bien.
En un principio quienes reinaron esas fantasías de pavor de mi infancia y de los primeros años de mi adolescencia, fueron los monstruos de la mitología (en especial de la grecolatina), como también los demonios de la tradición cristiana, seguidos de tantos vampiros, hombres lobos, fantasmas malignos, zombies y muchos más…Hasta que llegó Freddy, sí señoras y señores, estoy hablando de Freddy Krueger, el infame (y famoso) asesino sobrenatural que mata en las pesadillas a los descendientes de la calle Elm, en venganza a quienes lo quemaron vivo.
Como muchos de sus colegas dedicados al “noble espectáculo” del horror, comenzó haciendo filmes de bajo presupuesto, sorteando la escasez de medios con su inventiva, un talento nato y mucha, mucha truculencia. Es así como su filmografía comienza en los setenta, con filmes que en su momento impactaron por la crudeza de sus imágenes y su propuesta argumental visceral, a la hora de reflejar la oscuridad del corazón de los seres humanos. Su labor en el séptimo arte luego fue decantándose en los años ochenta, década prodigiosa de un cine de terror que los de mi generación recordamos con cariño, pues fue con el cual fuimos creciendo ante su espectáculo de sangre, tripas y bellezas semidesnudas gritando por su vida. Ya en los noventa, conseguida la consagración, vinieron otros más de sus aportes al repertorio de horrores hollywoodenses, consiguiendo incluso el respeto de quienes solo buscaban un “cine más culto”, de modo que entrando al siglo XXI, su marca ya era sin vacilaciones sinónimo de “arte”; no obstante quienes lo conocíamos de antes de conseguir la venia de estos intelectualoides del celuloide, hace rato ya que gozábamos con sus películas, que lo primero que hacían eran entretenernos, darnos uno que otro salto y, por último, regocijarnos por el simple gusto de compartir con él (y nuestra gente) el amor por estas historias de violencia.
A continuación un repaso personal por algunos de sus filmes más destacados, si bien Wes también incursionó en la televisión, en lo que no se puede olvidar su paso por la versión ochentera del mítico programa La Dimensión Desconocida.
La Última Casa a la Izquierda (1972): Su debut en el cine de terror con esta obra tan potente en su violencia explícita y de fuerte carga política, enfureció a más de un censor de mente estrecha en su momento, de modo que el filme en varias partes del mundo estuvo prohibido o cortado en sus escenas más fuertes. No obstante esta película que pese a haber sido rodada con ínfimo presupuesto y que consiguió aún así éxito y ser considerada como una obra de culto, con toda su dureza corresponde a un alegato en contra de la deshumanización de las pasiones más bajas y en un discurso que bien se puede prestar como una justificación de la venganza y/o la pena de muerte. Su argumento trata sobre dos adolescentes que deseando tener una aventura, alejadas de la mirada de sus adultos, tienen la mala suerte de encontrarse con un grupo de psicópatas que abusan de ellas y luego las matan con verdadera falta de compasión. No obstante las vueltas de la vida hacen que los asesinos lleguen a la casa de los padres de una de sus dos víctimas, quienes de la manera más inaudita descubren lo que sus visitantes han hecho. Es entonces cuando esta pareja decide cobrar revancha contra los criminales y para ello no vacilan en hacerlo con todo el peso de su dolor y odio. Esta fue la segunda cinta de Craven en conseguir un remake, el cual sin duda le hizo honor a su fuente de inspiración, siendo estrenada en el año de 2009.
Las Colinas tienen Ojos (1977): Sin duda uno de sus trabajos más emblemáticos, siendo que además en 1984 tuvo una secuela dirigida por el propio Craven. Aborda una leyenda urbana cara a la cultura popular estadounidense, la existencia de tribus caníbales y endogámicas en las zonas apartadas del país. En esta historia una familia tiene la mala suerte de quedar en medio del desierto de Nevada, tras un viaje de vacaciones, lo que los lleva a convertirse en la presa de estos monstruos humanos. Si bien tuvo una segunda secuela en 1995 (al parecer olvidable), resulta memorable considerar su remake de 2006 y a cargo de uno de los mejores directores jóvenes de cine de terror en la actualidad, Alexander Aja; esta versión actualizada de la obra corresponde al primer remake de una película de Wes Craven, siendo que además contó con su propia secuela un año después de su estreno.
La Cosa del Pantano (1982): Corresponde a la única incursión de Craven en la adaptación fílmica de cómics, tomando en este caso al clásico personaje de historias de horror de DC, la Cosa del Pantano. Creado en los setenta por el guionista Len Wein y el dibujante Berni Wrightson, este particular héroe (¿o bien se le podría llamar superhéroe?) contó con el protagonismo de Ray Wise (el mismo padre atormentado de la serie Twin Peaks de David Lynch) y de Adrianne Barbeau, actriz fetiche de los primeros filmes de John Carpenter, ambos histriones destacados en el cine fantástico. Pese al talento del director y al atractivo del personaje, todavía faltaban muchos años como para que las versiones cinematográficas de este tipo de obras fuesen en realidad verdaderos éxitos de crítica y de taquilla (siendo una excepción a la regla las primeras películas de Superman con Cristopher Reeve), de modo que bien se puede considerar este título como una de sus obras menores; si solo se menciona acá es debido a la curiosidad que resulta ser dentro de su filmografía.
Pesadilla en Elm Street (conocida en la Madre Patria como Pesadilla en la Calle del Infierno y en Chilito simplemente como Pesadilla) (1984): La cinta a la que ya se ha referido acá, corresponde a una obra de carácter sobrenatural y en la cual un asesino regresa desde la muerte, para cobrarse contra los descendientes de quienes lo ajusticiaron por sus pasados crímenes; estos actos a su vez involucraron a niños pequeños, a los que abusó y luego mató. Hoy en día incluso quienes no hayan visto su serie de películas, reconocen sin duda a este psicópata capaz de meterse en los sueños de sus víctimas, para provocarles horribles pesadillas y de ese modo llevar a cabo algunas de las más “originales” y sangrientas muertes en la historia del cine gore. En esta película tuvo su primer papel nada menos que Johnny Deep, el cual luego le “devolvería el favor” a quien lo descubrió, haciendo un cameo (o pequeño papel no acreditado) en la sexta película de la serie. Este ser de rostro quemado, sombrero, camisa a rayas y garra con afilados cuchillos a modo de garras, caló tan hondo en la cultura popular, que luego se diversificó a los cómics, la narrativa (de hecho varios autores destacados han escrito relatos al respecto), un cross-over cinematográfico con Jason Vorhees de la saga Martes 13 en 2003 y hasta un respetable paso en la televisión, con su propia serie que tuvo dos temporadas. 10 años después del filme original, el propio Craven tuvo la genialidad de hacer una nueva entrega del personaje, aunque esta vez jugando como nunca con la realidad, abordando la idea de un espíritu del mal real en el que se habría basado él mismo y que ahora deseaba salir al mundo material para hacer de las suyas; en esta producción Robert Englund, quien cobrara fama interpretando a Freddy Krueger, Heather Lagemkap, la protagonista de la primera película y coprotagonista de la tercera (una de las mejores del ciclo), como también John Saxon, quien estuvo en estos dos largometrajes mencionados, se interpretan a sí mismos y deben habérselas con el “verdadero” Freddy. Para el año 2010 tuvo su esperado remake, que sin duda le hizo honores a la labor de Craven, gracias a un producto serio y muy oscuro, tal como lo fue en su momento la obra original.
Amiga Mortal (1986): Pese a no ser una de sus mejores labores detrás de las cámaras, sin duda viene a ser una de las más bizarras y divertidas de su carrera. Trata sobre un genio adolescente que se enamora de su vecinita, quien sufre de maltrato en su hogar. Cuando la muchacha muere a raíz de la incompetencia de su alcoholizado padre, el chico se niega a perderla y “rescata” su cadáver para devolverla a la vida, adaptando la tecnología avanzada de su pequeño robot inteligente. Su amor regresa, aunque con las secuelas esperadas en esta historia que claramente se inspira en el dilema de Frankenstein. La escena de la muerte de la desagradable vecina de los niños, es uno de los momentos más recordados de todos los amantes del cine de terror de los ochenta.
La Serpiente y el Arcoiris (1988): De entre sus filmes más adultos, está este caso inspirado en un libro “serio” y escrito por un antropólogo, quien visitó Haití para investigar el tema de los zombies. De este modo Craven convirtió un texto de carácter científico, en la herramienta perfecta para contarnos una historia de terror acerca de los muertos vivientes de origen mágico, en medio de un país sumergido en la pobreza y la corrupción política. Como muchas de sus obras, esta película que a Chile llegó con el “creativo” nombre de La Maldición de los Muertos Vivientes, cuenta con varios momentos inolvidables de verdadero pavor, puesto que a la larga posee todo un discurso acerca del miedo a la muerte y los efectos de una sociedad sumida en la violencia, donde el valor a la vida humana se ha perdido o apenas se respeta.
Shocker, 100.00 voltios de terror (1989): Craven volvió a darle forma a un asesino sobrenatural, en este caso a Horace Pinker, quien es condenado a la silla eléctrica y que en vez de matarlo le da superpoderes. Como bien le gusta a su director, se trata de una cinta muy gore y donde además introduce el elemento del humor negro, algo no tan característico en su filmografía de corte más dramática. En el papel del diabólico antagonista estuvo Mitch Pillegi, en su primer trabajo ante las cámaras y que pocos años después alcanzaría el estrellato a cargo del personaje de Walter Skinner, en la serie de televisión de culto Los Expedientes- X.
La Gente detrás de las Paredes (1991): Otra de sus obras maestras, poseedora además de una atmósfera tan viciada como las de sus ya mencionadas Pesadilla y La Serpiente y el Arcoíris. Su argumento una vez más aborda el tema de los niños maltratados por adultos desquiciados, llevándolo esta vez a las situaciones más extremas y/o delirantes. Un chico en los primeros años de su adolescencia se ve atrapado en una inmensa casa, cuyos dueños son un matrimonio de lo más raro y que esconde más de un horrible secreto. La construcción es prácticamente un fuerte del cual es casi imposible entrar y salir, siendo que entre medio de sus paredes habitan unos espantosos seres a los cuales el protagonista primero llega a temer (como era de suponer) y luego convierte en sus aliados, para poder salir de la pesadilla viviente en la que se ve sumergido. La insana pareja de este filme, tal como Ray Wise de La Cosa del Pantano, también fue protagonista del memorable programa de televisión Twin Peaks.
Scream (1996): Primera entrega de su tetralogía de terror, donde se dedica a hacerle un homenaje y en parte parodia al cine y en especial al del género al que se dedicaba el propio Craven. Una serie de asesinatos violentos (para nada sobrenaturales) involucra a un grupo de jóvenes, siendo que los homicidios y varias de las situaciones y diálogos relacionados con sus personajes, se encuentran llenos de referencias a películas clásicas de horror. A lo largo de las cuatro cintas que comprenden esta saga, un montón de actores destacados del cine y la televisión ligados a este tipo de historias intervinieron, algunos de ellos en más de una entrega. De 1997, 2000 y 2011 datan el resto de los largometrajes de la saga, siendo la última de ellas la despedida de Wes Craven como longevo director de tantas recordadas obras. Gracias a la película que abrió este ciclo, Craven consiguió los elogios que antes le fueron negados en el llamado cine arte y de corte “serio”. Cabe mencionar que estos filmes no fueron escritos por Craven, tal como acostumbraba hacerlo con el resto de su filmografía, sino por Kevin Williamson y quien para cuando hizo el guión de las dos primeras partes, era uno de los guionistas más cotizados del mercado; luego poco a poco fue perdiendo notoriedad, hasta que gracias a su serie de televisión Los Diarios Vampiros,recobró la fama perdida.
La Maldción (2005): Otra colaboración entre Williamson y Craven, esta vez en el terreno de la licantropía. Como es habitual en estas tramas dedicadas a los hombres lobos, es posible identificar en la película el tema de la sexualidad desbordante, tan propia de estas criaturas y que son un reflejo de cómo nuestros instintos más básicos llegan a dominarnos. Como es costumbre en el cine de este director, actores destacados participaron en esta obra, pudiéndose mencionar a Cristina Ricci y en especial a Joshua Jackson, quien años después sería protagonista de la ya mítica serie de televisión Fringey Michael Rosenbaum, el recordado Lex Luthor joven de Smalville.
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Un libro para atesorar. |
Vuelo Nocturno (2005): Un filme muy entretenido y que junto a su película dramática de 1999 Música del Corazón (seguramente un trabajo “por encargo” de los productores), corresponde a toda una rareza dentro de su filmografía, si bien a diferencia de su filme en el que actuaba nada menos que Meryl Streep, en este caso se mantiene su preferencia por las tramas donde el suspenso y la monstruosidad humana se pueden apreciar. Uno de los puntos más altos de esta verdadera joyita que en menos de una hora y media mantiene atento al espectador, es que comienza como una obra romántica, bastante livianita y luego se transforma en otro tipo de terror a manos del veterano Craven, cuando se descubre que el simpático galán de turno en realidad es un inescrupuloso criminal; de este modo la “jovencita” de la historia debe sacar fuerzas de flaqueza, convertirse en una inesperada heroína y salvar el día, además de darle su merecido a quien con tanto descaro la engañó. En el papel del villano se encuentra Cillian Murphy, quien hizo de un muy psicótico Espantapájaros en la trilogía fílmica de Batman hecha por Cristopher Nolan.