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Channel: El Cubil del Cíclope.
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Mis películas favoritas sobre fantasmas. Sexta parte: Dark Water

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6.1.-El Director.

        Hideo Nakata (Japón, 1961) es uno de los cineastas nipones más valorados en su nación en materia de filmes de terror, destacando entre sus colegas en medio de un país famoso por su larga tradición en historias de este tipo y que desde hace rato cuenta con artistas especializados al respecto en materia de tal cine.  Su talento innato en especial a la hora de crear atmósferas viciadas que mantienen al espectador en un constante estado de alerta, expectante y que sin dudas puede causar más de un sobresalto, ha hecho que Hollywood como ya ha pasado con otros directores de ultramar, lo haya llamado a sus filas para trabajar en al menos una de sus producciones.
       Debutó tras las cámaras con tres mediometrajes de miedo con carácter autoconclusivo y de temática sobrenatural, bajo el título genérico de Honto ni atta kowai hanashi: Jushiryou en 1992, que en su conjunto a lo más superaban una hora de metraje.   A esta obra, al parecer hecha para la televisión o para el mercado directo al video casero (alternativa muy extendida en el país del Sol Naciente), recién en 1996 le sucedió la siguiente labor de Nakata como artesano del séptimo arte, Joyû-rei (Ghost Actress).
       
Hideo Nakata.
       Sin embargo fue con su tercera incursión para las grandes salas, Ringu (1998), que por fin consiguió la consagración a través de otra historia de fantasmas, tal como le gusta tanto a su gente, a tal punto de que el éxito de su largometraje logró traspasar las fronteras geográficas, culturales y lingüísticas, siendo su primera obra conocida en Occidente y que fue acogida con muchas ganas.  El argumento versa acerca de una espantosa maldición, en torno al fantasma vengativo de una niña; difícil resulta olvidar a la entidad saliendo nada menos que de la pantalla de un televisor, que reproduce una vieja cinta de VHS.  Pese a lo inusual de sus ideas, la película acaparó a tal punto la atención de buena parte del mundo, que de inmediato comenzaron a hacerse secuelas.  Un año después del estreno de este título, el mismo Nakata se encargó de realizar la siguiente entrega de dicha serie.
          No pasó mucho tiempo para que los gringos se dieran cuenta del enorme potencial detrás de la saga de Ringuy en 2002, de la mano del versátil Gore Verbinski, llegó el remake estadounidense, una potente superproducción que para un servidor resulta lejos mucho más efectiva que la “tosca” película oriental.  Interesante resulta ser que la excelente acogida que tuvo la versión norteamericana, tanto de crítica como de público, hizo que en 2005 se hiciera una segunda parte y para ello se contrató nada menos que a Nakata para que la dirigiera.  El buen resultado fue notorio, demostrando el maestro nipón su capacidad para hacer una cinta al estilo gringo, sin perder su propio sello. La saga hollywoodense recibe el nombre de The Ring, siendo conocida en Latinoamérica como El Aro y en España bajo el nombre de La Señal.
         De 2007 data Death Note: L, change the WorLd, filme que adapta a la imagen real un popular manganime llamado Death Note, acerca de un chico que encuentra un cuaderno en el cual si escribe el nombre de una persona, esta morirá.
         Aparte de seguir trabajando para el cine de su patria, cayó en la mira de productores británicos y en 2010 realizó un thriller llamado Chatroom, basado en una obra de teatro acerca de un grupo de jóvenes que a través de internet se alientan unos a otros a realizar acciones transgresoras, hasta que el entusiasmo los supera y terminan por caer en el crimen.
         En 2012 se encargó de hacer The Suicide Forest (El Bosque de los Suicidas), acerca de una sitio real de Japón que se dice está cargado de espíritus malignos y al que las personas acuden a matarse.  Con posterioridad, tan solo el año pasado, los gringos no resistieron las ganas e hicieron su propia versión de todo esto, con actores tanto occidentales como orientales, puesto que está filmada nada menos que en Japón.
          A la fecha, Nakata cuenta con la importante suma de 25 producciones.


6.6.-La Película.

           Realizada en el año de 2002, es una inusual historia de fantasmas (o más bien, sobre un fantasma), al menos tal como estamos acostumbrados en nuestra cultura, que en su guión como en su factura no deja de ser notable y además emotiva.  Debe saberse además que se encuentra basada en una novela de Koji Sosuki (considerado según algunos como el Stephen King japonés), el mismo escritor detrás del libro en el que Ringu se inspiró. 
           Su trama es la siguiente: una tímida mujer que apenas ha logrado salir de un matrimonio infeliz, junto a un marido de personalidad mucho más fuerte que la suya (que al parecer es todo un déspota), llega junto a su hijita en edad preescolar a vivir a un viejo y feo edificio en busca de una nueva vida.  El amor entre la madre y la pequeña es evidente, pues en la práctica se tienen solo la una a la otra para ser felices, razón por la cual este lazo incondicional será tanto el leiv motiv de la cinta, como toda una oda al amor filial y maternal.  Cuando llegan a tomar posesión del departamento, que la protagonista luego convierte en un acogedor hogar pese a lo decrépito del lugar, encuentra una filtración de humedad en el techo sobre el cuarto de su unigénita.  Lo que parece solo un problema menor por un desperfecto con las cañerías en el piso de arriba, en realidad guarda relación con el espíritu de una pequeña muerta, que no deja de acosar a la familia.  La manera de cómo la pobre dama enfrenta esta situación, a la par de sus intentos de recuperar su independencia y de defenderse ante los ataques legales de su ex, resulta sin dudas impactante.
         Sin dudas que Dark Water es un largometraje que no solo puede llegar a ser aterrador, sin tener escenas de sangre, ni muertes (bueno, salvo el de la infante que pena en la inmensa mole en la que vive la protagonista), sino que también es hermoso.  Pues en lo que concierne al aspecto más aterrador suyo, se encuentra un fantasma que si bien la mayoría de las veces se divisa solo en planos fugaces (en los que un uso efectivo de la iluminación ayuda mucho), atiende al temor de mucha gente a todo tipo de señales que apenas logramos divisar, que nos hacen creer en la existencia de un Más Allá tenebroso.  Por otro lado, vez que se manifiesta de manera más explícita el espíritu para “atacar” a madre e hija (las únicas víctimas de su poder), los escasos medios con los que los responsables de llevar a cabo esta producción, están tan bien aprovechados, que no se echan de menos grandes efectos especiales para armar un filme efectivo. 



      El agua ahora no como un elemento que da vida, ni como algo purificador, sino como una representación de la muerte (de ahí el nombre en español que hace referencia al agua turbia o sucia), ya que es capaz de arrasar y/o corroer todo (o casi todo) de manera rápida o de forma lenta, pero efectiva, es un detalle interesante a la hora de apreciar esta película; pues a medida que va creciendo la fea mancha que pende (como un verdadero peligro) sobre la cabeza de esta pequeña familia, la suerte de sus integrantes va desmejorando tanto por la intervención de lo sobrenatural, como por la misma fragilidad humana.  Si bien la madre es una persona cariñosa, es evidente su personalidad errática y que incluso la hacer convertirse en una progenitora inepta; sin embargo nadie es perfecto y pese a que en más de una ocasión esta actúa con ineptitud, el amor que tiene hacia su hija logra otorgarle rasgos de heroísmo, como el toda mujer en la vida real puede llegar a demostrar cuando se trata de proteger a los suyos.
              En lo que concierne al drama por el que pasa la mujer, sin amigos y a lo más una tía con la que no tiene mayor confianza, encontramos el tema de la soledad, que como el agua también es un elemento destructor. No obstante existe el apoyo inesperado de quienes sienten piedad hacia los necesitados, bajo la figura de un caritativo abogado (lo que contrasta con la imagen muchas veces negativa que se da a esta profesión en muchas películas).  Pero no solo encontramos acá esta ausencia de compañía en el caso de la madre, sino que también ello se encuentra desde la primera imagen (un significativo flashback) en el caso de la chiquilla, que luego por culpa de la incompetencia de sus padres morirá sola…buscando luego quién llene para la eternidad ese vacío, que ya transformada en un fantasma la hace tener hambre de amor.  El drama por el que pasó/pasa la niña muerta y la otra chica, la viva, se encuentra profundamente relacionados, pues ambas han tenido padres que han cometido el error de abandonarlas en mayor o menor medida (incluso el mismo personaje central del niño sufrió de esto); luego, pese al error de sus padres, hayamos la posibilidad de la redención, que en todo caso no son los pequeños inocentes los que deben expurgar culpas que no poseen, sino que los grandes. 
                La música estuvo a cargo de un verdadero maestro de la música japonés, Kenji Kawai, alguien a la altura de un Morricone tanto por las bellas melodías suyas y su capacidad para pasar de un estilo a otro, como por la inmensa cantidad de partituras que ha llegado a componer (que incluye hasta soundtracks de videojuegos).  Esta no ha sido la única colaboración de ambos.
                 En 2005 se hizo la versión gringa de rigor de esta obra, bastante buena por cierto.  Dirigida por el brasileño Walter Salles (un cineasta digno de respeto), contó con la participación de estrellas tales como la oscarizada Jennifer Connelly, John C. Reilly y Tim Roth.  El apartado musical lo hizo otro genio como lo es Angelo Badalamenti. 

Afiche de la versión gringa.

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