Las palabras con las que titulo este post, corresponden a parte de un diálogo que tiene Victor Frankenstein con su amada Lily, la mujer a la que rescató de la muerte, ambos personajes de la llorada serie Penny Dreadful; pues luego de tres elogiadas temporadas, con un total de veintisiete episodios, el programa de terror basado e inspirado en la literatura inglesa del siglo XIX, acabó para tristeza de sus seguidores a lo largo de todo el mundo. Cabe recordar que este tomó a varios personajes de dicha narrativa, agrupándolos en una sola historia y como antes solo se había hecho en los cómics gracias a la febril imaginación de Alan Moore, con sus numerosas entregas de La Liga de los Hombres Extraordinarios. Es así que a lo largo de sus tres temporadas, su creador John Logan retomó para la pantalla chica (aunque con una calidad propia de la mejor cinematografía, en lo concerniente a los aspectos artísticos y técnicos) a verdaderos íconos como Dorian Gray y Frankenstein (tanto al científico, como a su criatura), junto a algunos más sacados de estas clásicas obras y otros inventados a propósito; de este modo nos abrió desde una perspectiva adulta, violenta, erótica y también poética su monstruosidad, que sin dudas viene a ser un simbolismo más de nuestra propia humanidad.
Tras los eventos de la segunda temporada, vemos a cada uno de nuestros protagonistas en su propia miseria y/o camino por separado, siendo quizás solo Dorian Gray y su amante Lily, los únicos que al comienzo de este tercer año se encuentran lo más cercanos a cierta idea de plenitud (si bien como luego nos daremos cuenta y atendiendo a la naturaleza siniestra de ambos, ello no tenga que ver con la idea más “sana” que podamos tener de la felicidad). De este modo la mayoría de los personajes que antes compartieron entre sí, ahora no cuentan con la compañía de quiénes hasta llegaron a ser sus pares, detalle significativo para el desarrollo de cada una de las líneas argumentales dedicadas a cada uno de ellos y que desembocará en un impresionante y emotivo final para el grupo (y la serie).

Mientras tanto Ethan Chandler, siente sobre sus hombros la presión del agente británico que ha ido en pos de él y que por fin lo ha atrapado para hacerle justicia, debido a sus “crímenes”; no obstante todo se complica cuando se ve obligado a realizar un viaje, nada menos que a su tierra natal, en Estados Unidos, ya que su padre ha mandado a unos despiadados hombres en su búsqueda y estos logran quitárselo al sabueso de Scottland Yard. Por otro lado, una misteriosa y hermosa mujer se agrega a los que andan detrás del hombre lobo, quien tiene sus propios intereses para con este. En esta ocasión llegamos a conocer su pasado, bastante violento por cierto y las condiciones que lo llevaron a convertirse en un licántropo. Tal como sucede con la Ives, Ethan debe asumir su propio rol dentro de los eventos que se están gestando y que tienen que ver además con el propio fin del mundo; de este modo le toca resolver en qué bando se alineará de una vez por todas, si en el de los buenos o en el de los malos, ya que en cualquiera de ellos su papel es decisivo (situación en la que también se encuentra Vanessa).
Por otro lado, Sir Malcom Murray, el “padre adoptivo” de Vanessa conoce al apache Kaetanay, quien logra convencerlo para que lo acompañe hasta tierras norteamericanas, de modo de rescatar a Ethan. En esta temporada Murray demuestra haber llegado a cierto equilibrio y sabiduría, que los años y sus experiencias le han otorgado (a lo que también se incluyen uno que otro error y la correspondiente culpa, con el consecuente deseo de redimirse); con todo esto destaca entre los demás, como alguien ya más equilibrado y de ciertos aires de paternalistas.
Tal como ya se dijo más arriba, si bien de manera somera, Dorian Gray y Lily siguen juntos experimentando en su búsqueda de placeres bastante carnales. Pues mientras sucede esto, acogen a una prostituta con apariencia ingenua, llamada Justine (quizás en referencia al personaje de la novela homónima del Marqués de Sade) y a quien convierten en su primera discípula, de una especie de sociedad de ex prostitutas misántropas y asesinas. Esta empresa hace que la nueva “inmortal” Lily, comience a independizarse de la figura de su pareja, quien comienza a sentir recelos de ella y su pequeño ejército de féminas cegadas por el odio a la masculinidad. Mientras la creación literaria de Oscar Wilde, sigue siendo el protagonista menos trabajado argumentalmente en Penny Dreadful, esta vez el mismo pretérito de Lily también es descubierto, otorgándole una explicación a su personalidad tan tortuosa. Resulta llamativo el hecho de que tras tres años de emitirse este programa, los dos personajes femeninos centrales (Vanessa e Ives), ni siquiera hayan llegado a cruzarse y eso que ambas no solo tenían conocidos en común, sino que además compartían la misma vacilación entre la luz y la oscuridad, como también el hecho de ser el objeto del deseo de seres corruptos (lo que sin duda las llevó a contaminarse de su influjo).
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Cómic basado en esta serie. |
No podía faltar el otro mejor personaje de la serie, la Criatura y quien en temporadas pasadas adaptó el nombre de John Claire. Este en cada una de sus apariciones, no deja de despertar empatía en el espectador, incluso cuando las circunstancias lo han llevado a cometer actos atroces. Pues en esta última temporada lo vemos tomar su propio rumbo, alejado de Frankenstein e incluso de su única amiga, Vanessa, tras comenzar a recordar la vida anterior a su nueva identidad; es así como el “monstruo” se la juega por recuperar la felicidad que antes tuvo, dándole al espectador algunos de los momentos más emotivos de todo el programa. Por otro lado, el mejor episodio de toda esta temporada (sin dudas hermoso, escrito, actuado y filmado con premura, siendo que además casi todo este transcurre en una sola habitación) fue el dedicado a este y la propia señorita Ives, antes de que John Claire se convirtiera a su actual naturaleza, quedando declarado el hecho de que sus vidas estaban profundamente ligadas y de ahí la simpatía que de inmediato nació entre ambos tras su segundo encuentro.
Nuevos personajes llegan a esta tercera temporada, todos ellos verdaderos aportes para su trama. Quizás esto haya sido para paliar en parte la casi ausencia del simpático Ferdinand Lyle, habiendo salido solo de manera breve este año en dos capítulos no más; mientras que del heroico Sembene, lamentablemente ya no fue posible contar con su participación. Pues muy en la línea de este último, un personaje de otra raza y de una cultura exótica, viene a ser Kaetanay, el viejo indio apache, gran conocedor del mundo sobrenatural y que se transforma en un importante aliado para el resto de los protagonistas.
Otro interesante personaje femenino se une al resto, además de las mencionada Justine y de la bruja que acompaña durante un tiempo a Ethan en USA. Se trata de una singular dama, que demuestra grandes dotes para la lucha, además de un gran conocimiento acerca de cómo combatir a los vampiros: Catriona Hartdegen. Hermosa y de personalidad bastante independiente para su época, recién viene a aparecer en pantalla en el episodio seis y llega a acaparar la atención de inmediato; lamentablemente su rol apenas fue trabajado y salvo el hecho de convertirse en una importante aliada, sin dudas llega a ser un desperdicio como personaje.
Luego de usar a dos personajes clásicos de la novela Dráculade Bram Stoker, como Mina Harker (recordemos que sir Malcom es el mismísimo padre de la malograda Mina) y al profesor Abraham Van Helsing, esta vez los creadores del programa decidieron tomar más de tal libro, partiendo por el doctor Seward y quien en este caso resulta ser una mujer; pues aquí la vemos convertida en la terapeuta de Vanessa y luego en su amiga, siendo que además luego queda declarado, que también las vidas de ambas estaban unidas desde mucho antes de conocerse. Asimismo Renfield, quien en la historia clásica sobre el vampiro se había convertido en un loco, que servía con devoción a su Amo (quedando en un estado a medias entre el vampirismo y la humanidad) también aquí aparece; además llegamos a ver su caída en la ignominia, tras llegar el chupasangre a su existencia (algo que en la novela original no se pudo apreciar en su progreso).
Y es entonces que llegamos a nada menos que Drácula, quien en temporadas anteriores había sido nombrado, pues por algo Mina se había convertida en una de los suyos. Debe saberse que cuando es revelada la verdadera identidad de este inmortal, resulta toda una sorpresa, ya que viene a ser alguien ya presentado en la serie con otro nombre. Drácula solo quiere poseer a Vanessa y debido a ello lleva largo tiempo acechándola. Por otro lado, se le concede a este célebre monstruo una interesante variación acerca de su mitología, convirtiéndolo en un ser mucho más antiguo que la humanidad y emparentándolo nada menos que con Lucifer. A su vez, acá no le hacen daño ni la luz del sol, ni los crucifijos u otros medios “mágicos” propios de la tradición más clásica.
Quizás mucho más impactante que la incorporación de Drácula entre los personajes, viene a ser el uso de otro verdadero ícono de esta literatura: el Doctor Jeckyll, salido de la novela de Robert Louise Stevenson El Extraño Caso del Doctor Jeckyll y Mister Hyde. Pues algo que resulta muy interesante, respecto a cómo es abordado este en el programa, es que para acentuar su dualidad, acá lo muestran como un mestizo inglés e indio, rasgo que lo hace ser más paria que nunca para la sociedad en la que le toca vivir (apenas aceptado por los británicos y los indios). Acá es un hombre joven, resentido y sobre su búsqueda acerca de la raíz del mal en los seres humanos, hacen otra atractiva variación: puesto que lo que en realidad estaría buscando, sería la manera de liberar a la gente de la perversidad (lo que luego se iría en contra de él, por salirle mal el experimento).
Toda Penny Dreadfull y en especial esta tercera y última temporada, trata acerca de la lucha interna de toda persona acerca de su tendencia a la oscuridad. Es así que la mayoría de sus personajes principales, se encuentran ante el dilema de sucumbir o no a las pasiones más bajas de su naturaleza. El amor, la soledad y el deseo de formar parte de algo más importante que sus propias vidas, de una verdadera comunidad, se encuentra presente en todos aquellos que aquí mantienen rasgos heroicos y/o de personas que buscan a su manera la redención; tal como queda declarado en el argumento y lo que le pasa a todos estos, se trata de un proceso difícil, no exento de tribulaciones y de autosacrificios. En este sentido, pese a la fuerte dosis de erotismo y de gore en el programa, se respira una atmósfera religiosa y cristiana que se haya en especial en Vanessa y Ethan, ambos educados bajo la fe. Por lo tanto gracias a esta temporada, por medio de estos dos, podemos identificar los viejos y relevantes temas del Plan Divino y el libre albedrío, más la tentación satánica, acá representados en varias de las criaturas de la noche y con las que nos llegamos a cruzar en esta serie.