Teniendo
en cuenta todos los problemas durante su producción- debido a los escándalos de
su actor principal- el filme del DCU dedicado a The Flash por fin
se estrenó durante el mes de junio. Las
expectativas eran altas, considerando la información que se manejaba de esta
cinta, la historia de la que se nutre (la miniserie Flashpoint de
2011 y que dio inicio a un nuevo Universo DC, tal como en los ochenta lo hizo Crisis en las Tierras Infinitas) y los fichajes de actores y/o personajes que
se fueron agregando e informando. Más
encima, a todo se le debía agregar la dirección del argentino Andrés
Muschietti, quien con los dos filmes sobre It (sobre la famosa
novela de Stephen King) prometía un trabajo de más que soberbio. Cabe mencionar que entre tanto barullo y
notas de la prensa, por no mencionar a las malas lenguas de siempre del
pseudoperiodismo y a los ociosos de las redes sociales, la noticia de que tal
vez la película fuese abortada (tal como ya pasó tristemente con Batgirl),
fue tendencia durante los meses previos a su premiere.
Una vez vista la cinta, el deceísta de corazón, como el conocedor en general de todos estos personajes, sin dejar de lado a todos los que llevamos viendo estas adaptaciones desde hace décadas (siglo pasado), se encuentra con una historia que, si bien adapta libremente la citada novela gráfica, es una declaración de amor a estos personajes); todo sin dejar de lado un montón de referencias directas e indirectas, a mucho de lo que DC ha llevado a la pantalla grande (y chica) por años, nada menos que un gesto de agradecimiento a sus seguidores incondicionales.
La historia nos muestra a un todavía joven, aunque más maduro, Barry Allen asumido en su papel de Flash, parte fundamental de la Liga de la Justicia. Sumado a sus preocupaciones como superhéroe, se encuentra su faceta más humana y que implica un "evento canon" (término que no sé si lo inventaron para la última peli animada de Spider-Man, pero que calza con cualquiera de estos amados justicieros, no importa si es de Marvel, DC o la empresa que sea) y el cual decide corregirlo; como consecuencia de ello, el Velocista Escarlata se encuentra atrapado en una realidad alternativa y la única manera de que logre volver a la suya, es recurriendo a unos cuantos aliados (entre viejos conocidos y otros nuevos). Sin embargo, todo se complica cuando una espantosa amenaza, de la cual él ya sabe acerca de su origen, se suma a la ecuación, así que una vez más le toca salvar el mundo.
Muchas sorpresas y emociones nos deparan este largometraje, que se disfruta desde principio a fin, en el cual las risas y las lágrimas no faltarán. Entre los muchos agregados, cabe mencionar las apariciones de al menos tres personajes ya queridos del llamado Snyderverse (incluyendo la ingeniosa reutilización de un gracioso chiste, de la versión fallida de la Liga de la Justicia de Josh Whedon).
No obstante, es el regreso de una muy querida variante de estos íconos deceístas, uno de los mayores logros de este recomendable filme (a estas alturas, ya deberían saber de a quién me refiero) y que resulta, además, una verdadera caricia a la nostalgia ñoña. No olvidemos que los mismos de DC/Warner, el año pasado nos quitaron la dicha de reencontrarnos con este mismo ícono, en la malograda peli sobre Batgirl, por lo que en The Flash ello sea posible, es como para aplaudir de pura alegría.
Asimismo, no se puede dejar de lado la inclusión de otra destacada figura de dichas historietas, esta vez femenina, y aprovechando para ella, una de las mejores ideas de la historia de la que se nutre la cinta; por otro lado, que acá no sea rubia es lo de menos y ello debido a la gran caracterización que le otorgan, que ya hay un antecedente de su personaje en los cómics con pelo negro y corto.
Las actuaciones son de primera y logran conmovernos, que no tenemos personajes planos, de modo que logramos reencontrarnos felices con los que ya conocemos (mi primera impresión del Velocista Escarlata de Ezra Miller no fue muy buena y en especial, porque como muchos, yo quería ver el salto del de la tele a la pantalla grande) y los nuevos, como un viejo conocido, dan lo mejor de sí.
Lamentablemente, hay toda una campaña de desprestigio en contra de las últimas producciones de DC para el séptimo arte, que comenzó (creo) con Wonder Woman 84 (para muchos una mugre, noción que no comparto) y que luego siguió con Black Adam (que tiene lo suyo, aunque por mi parte la encuentro una obra muy menor), siendo el más triste ejemplo el ataque y/o indiferencia en contra de ¡Shazam!: La Furia de los Dioses (una maravillosa obra acerca de la madurez, llena del mejor espíritu aventurero de los cómics de la Edad de Plata). De ese modo, comenzaron hablando peste de los efectos especiales de Flash, llegando a decir que eran horrendos y se notaban, cosa que no es cierto; luego (y lo peor), insisten en decir que ha sido el peor fracaso de taquilla del llamado DCU, lo que aparece en al menos un montón de sitios Web (no leo prensa escrita, ni veo televisión); lo triste y que me molesta, es que dejan de lado todas las virtudes detrás de esta producción, boicoteando a propósito o no una de las mejores entregas de la saga deceísta. Por mi parte, creo que pretenden solo valorar películas de tono oscuro para DC, que sean "artísticas" y oscuras como Guasón y la que no puedo dejar de despreciar: The Batman; de lo anterior solo se ha salvado El Escuadrón Suicida y ello porque James Gunn, con su talento, ha logrado engañar a los "enemigos" del DCU, haciéndoles creer que su filme era un producto marvelita.
Terminaré pidiéndoles que, si no han visto todavía The Flash, le den su oportunidad y me gustaría saber qué les pareció la broma, de cuando Barry regresa a su hogar y se reencuentra con su antiguo compañero.
Una vez vista la cinta, el deceísta de corazón, como el conocedor en general de todos estos personajes, sin dejar de lado a todos los que llevamos viendo estas adaptaciones desde hace décadas (siglo pasado), se encuentra con una historia que, si bien adapta libremente la citada novela gráfica, es una declaración de amor a estos personajes); todo sin dejar de lado un montón de referencias directas e indirectas, a mucho de lo que DC ha llevado a la pantalla grande (y chica) por años, nada menos que un gesto de agradecimiento a sus seguidores incondicionales.
La historia nos muestra a un todavía joven, aunque más maduro, Barry Allen asumido en su papel de Flash, parte fundamental de la Liga de la Justicia. Sumado a sus preocupaciones como superhéroe, se encuentra su faceta más humana y que implica un "evento canon" (término que no sé si lo inventaron para la última peli animada de Spider-Man, pero que calza con cualquiera de estos amados justicieros, no importa si es de Marvel, DC o la empresa que sea) y el cual decide corregirlo; como consecuencia de ello, el Velocista Escarlata se encuentra atrapado en una realidad alternativa y la única manera de que logre volver a la suya, es recurriendo a unos cuantos aliados (entre viejos conocidos y otros nuevos). Sin embargo, todo se complica cuando una espantosa amenaza, de la cual él ya sabe acerca de su origen, se suma a la ecuación, así que una vez más le toca salvar el mundo.
Muchas sorpresas y emociones nos deparan este largometraje, que se disfruta desde principio a fin, en el cual las risas y las lágrimas no faltarán. Entre los muchos agregados, cabe mencionar las apariciones de al menos tres personajes ya queridos del llamado Snyderverse (incluyendo la ingeniosa reutilización de un gracioso chiste, de la versión fallida de la Liga de la Justicia de Josh Whedon).
No obstante, es el regreso de una muy querida variante de estos íconos deceístas, uno de los mayores logros de este recomendable filme (a estas alturas, ya deberían saber de a quién me refiero) y que resulta, además, una verdadera caricia a la nostalgia ñoña. No olvidemos que los mismos de DC/Warner, el año pasado nos quitaron la dicha de reencontrarnos con este mismo ícono, en la malograda peli sobre Batgirl, por lo que en The Flash ello sea posible, es como para aplaudir de pura alegría.
Asimismo, no se puede dejar de lado la inclusión de otra destacada figura de dichas historietas, esta vez femenina, y aprovechando para ella, una de las mejores ideas de la historia de la que se nutre la cinta; por otro lado, que acá no sea rubia es lo de menos y ello debido a la gran caracterización que le otorgan, que ya hay un antecedente de su personaje en los cómics con pelo negro y corto.
Las actuaciones son de primera y logran conmovernos, que no tenemos personajes planos, de modo que logramos reencontrarnos felices con los que ya conocemos (mi primera impresión del Velocista Escarlata de Ezra Miller no fue muy buena y en especial, porque como muchos, yo quería ver el salto del de la tele a la pantalla grande) y los nuevos, como un viejo conocido, dan lo mejor de sí.
Lamentablemente, hay toda una campaña de desprestigio en contra de las últimas producciones de DC para el séptimo arte, que comenzó (creo) con Wonder Woman 84 (para muchos una mugre, noción que no comparto) y que luego siguió con Black Adam (que tiene lo suyo, aunque por mi parte la encuentro una obra muy menor), siendo el más triste ejemplo el ataque y/o indiferencia en contra de ¡Shazam!: La Furia de los Dioses (una maravillosa obra acerca de la madurez, llena del mejor espíritu aventurero de los cómics de la Edad de Plata). De ese modo, comenzaron hablando peste de los efectos especiales de Flash, llegando a decir que eran horrendos y se notaban, cosa que no es cierto; luego (y lo peor), insisten en decir que ha sido el peor fracaso de taquilla del llamado DCU, lo que aparece en al menos un montón de sitios Web (no leo prensa escrita, ni veo televisión); lo triste y que me molesta, es que dejan de lado todas las virtudes detrás de esta producción, boicoteando a propósito o no una de las mejores entregas de la saga deceísta. Por mi parte, creo que pretenden solo valorar películas de tono oscuro para DC, que sean "artísticas" y oscuras como Guasón y la que no puedo dejar de despreciar: The Batman; de lo anterior solo se ha salvado El Escuadrón Suicida y ello porque James Gunn, con su talento, ha logrado engañar a los "enemigos" del DCU, haciéndoles creer que su filme era un producto marvelita.
Terminaré pidiéndoles que, si no han visto todavía The Flash, le den su oportunidad y me gustaría saber qué les pareció la broma, de cuando Barry regresa a su hogar y se reencuentra con su antiguo compañero.