A la memoria de Peter Straub,viejo amigo de Stephen Kingy a quien le debemos dos preciosas fantasíasescritas a cuatro manos.
Como hace rato ya nos tiene acostumbrados el Tío Steve, su producción es tan grande, que no todos sus textos son del dominio del público masivo y ello no debido a una menor calidad artística, sino porque al carecer de una versión audiovisual, más difícil resulta ser acaparar la atención de la audiencia no lectora. Una de estas obras viene a ser la novela juvenil Los Ojos del Dragón, de corte juvenil. La anterior, enmarcada dentro de la fantasía y la aventura, se encuentra ambientada en el típico mundo de características medievales, tan caro a los cuentos de hada tradicionales de los que se nutre.
En apariencia un escrito mucho más livianito que otros trabajos de su autor, esta narración posee varios elementos a destacar.
Y por otro lado tenemos el Bien, que a diferencia del Mal acá no está encarnado por alguien que reúna en sí mismo la esencia de este principio, sino que lo podemos apreciar en más de un personaje que escoge hacer lo mejor, pese a no ser individuos perfectos y por lo mismo son sus debilidades las que los encumbran por sobre otros, al superar sus dudas y miedos para dar lo mejor de sí mismos. Por lo anterior, resulta fácil encariñarse con estos personajes, la mayoría jóvenes y de ahí buena parte del carácter juvenil de esta obra.
Por otro lado, no hay tantos elementos mágicos dentro de estas páginas, si comparamos Los Ojos del Dragóncon sus pares; de este modo, podemos afirmar que lo maravilloso está dosificado. Pese a lo anterior, tenemos al menos un "monstruo" y un memorable pasaje donde la magia más negra actúa (obviamente, el personaje de Flagg es quien nos dará en el gusto con sus artes negras).
Considerando los antecedentes de esta novela, el tema de la justicia está bastante presente. Es así que nos damos cuenta de lo fácil que es engañar las frágiles leyes humanas y, por lo mismo, al tratarse de un mundo como el aquí descrito. Por lo tanto, en cambio, termos una justicia superior a la hecha por los hombres, la que termina encargándose de enderezar aquello que ha sido torcido.
Destacable resulta ser, nada menos, que el narrador del libro y un personaje de quien nunca sabemos su nombre, con facilidad se nos haga entrañable. Lo anterior, gracias a su trato amistoso con el público lector, como si se tratara de alguien cercano a uno y nos estuviera contando la historia de forma presencial, en medio de un ambiente grato a nuestro alrededor (al calor de una fogata comiendo anticuchos, por ejemplo).
Por otro lado, siendo Stephen King un autor culto y con gran conocimiento de literatura, que en más de una ocasión ha hecho claros homenajes a los clásicos de este arte, podemos encontrar al menos dos alusiones indirectas a sendos títulos de tremenda significancia: En primer lugar, a Hamletde William Shakespeare, una historia de fantasmas sobre el remordimiento y la justicia superior, que tiene mucho que ver con esta "novelita juvenil"; luego, en segundo lugar, El Conde de Montecristode Alejandro Dumas, en relación al encarcelamiento injusto hecho a Peter y su posterior plan para acabar con su cautiverio. Queda a los lectores futuros, comprobar cómo el Tío Steve tomó estos textos pretéritos, para reinventarlos en las páginas de Los Ojos del Dragón.
Asimismo, debe saberse que esta novela se encuentra dentro del Multiverso propio de la narrativa kingniana, ya que ocurre en uno de los tantos "otros mundos" mellizos que se mencionan en la saga de La Torre Oscura y sus textos anexos. Lo anterior, partiendo por el villano Flagg, quien no es nada menos que un avatar más del propio Randall Flagg de The Stand y el cual se hace llamar Richard Fanning en las novelas de la mentada serie literaria. Por otro, Delain, donde transcurre esta obra, forma parte del llamado Mundo Interior y que se menciona/aparece en dicha serie de libros. De igual manera, no debemos recordar que el Rey Roland, padre del protagonista, tiene el mismo nombre que el héroe principal de La Torre Oscura, el pistolero Roland Deschain; de modo que el monarca es justamente un doppelganger de este otro.
Y se me estaba olvidando que, tal como en otras obras suyas (El Resplandor, Ryta Hayworth y la Redención de Shawshank yFin de Guardia, entre otros títulos), el clímax sucede en pleno temporal de lluvia o nieve, escenario ideal para que las fuerzas en oposición choquen por última vez.
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Ilustración que lamentablemente no está en las ediciones en español. |