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Channel: El Cubil del Cíclope.
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Stuart Gordon para toda la familia.

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      En 1988 Stuart Gordon con solo 3 películas de terror a su haber, ya era un consagrado director del género gracias a sus cintas que le dieron la fama, dos revisiones particulares de la narrativa lovecrafniana (Reanimatory From Beyond) y una especie de cuento de hadas en temática adulta (Dolls); cintas caracterizadas por su gráfica violencia, escenas de sexo algo adelantadas a su época y un humor corrosivo que en su mezcla eran una clara declaración de amor hacia los clásicos, al género y orientadas sin dudas a un público adulto, que deseaba ver algo más elaborado en pantalla que la trillada obra slasher que estaba de moda desde hace rato.  La verdad es que al mirar todo su trabajo hacia atrás, queda de manifiesto que orientó por completo su filmografía a las producciones para gente con “criterio formado” (o “deformado” según se le considere), puesto que ni siquiera sus dramas escapan a las características y leiv motivs que eran de su interés.  Sin embargo, ese año fue llamado por una poderosa empresa farmacéutica, Triaminic, para realizar un cortometraje infantil, de tipo pedagógico, el cual sería distribuido en VHS como regalo a su público objetivo y es así cómo salió por entero de su creatividad Kid Safe: The Video, título bizarro con el cual ahora sí que cierro mi paseo por la carrera de tan querido cineasta.
     En casi media hora de metraje asistimos a la “espantosa” noche de una niña que se queda sola en casa, quien debido a su ineptitud y miedo pasa por varias situaciones de peligro, que en el mundo real provocarían su muerte o alguna otra consecuencia de gravedad para su salud (como subirse a muebles altos para sacar objetos, tomar alcohol, tocar cosas calientes con las manos sin protección, etc.).  La llegada de 3 adultos provenientes de distintas áreas sobre el bienestar público, una paramédico, un policía y un bombero, permitirán que la chica no solo se sienta mejor, sino que aprenda varias lecciones sobre cómo enfrentar una situación de este tipo y entre ellas que no debe recibir a extraños en el hogar, menos si no hay grandes en casa.
     La chica está interpretada por una mujer mayor, vestida y arreglada para representar tal papel, quien lo realiza a la manera de una artista de comedia física, exagerando la torpeza de su personaje con los golpes y chascarros que pasa, de modo de hacer reír a la audiencia infantil y que a la par debe aprender junto a ella, las lecciones de lo que no se debe hacer en tales casos.  Que no hayan ocupado para el rol anterior a una niña pequeña, al parecer fue un tema legal, cosa rara si se recuerda todos los ejemplos de histriones menores de edad en papeles de gran dramatismo; igual nunca deja de ser gracioso ver a mayores haciéndose pasar por chiquillos. Por otro lado, los adultos y figuras de autoridad se muestran amables y preocupados para despertar el aprecio a las instituciones que representan y que no quede duda de que sus consejos hay que llevarlos a la práctica.
    El ambiente en el que transcurre la historia es el interior de la típica vivienda gringa, que vemos en las obras de Estados Unidos, pero para resaltar el mensaje que desea entregar esta pieza escrita y dirigida por el propio Stuart Gordon, tenemos recursos prestados de su trabajo como autor de terror y del estilo que ha seguido, tales como el ruido de la tormenta, sombras varias, siluetas aterradoras, luces estrambóticas, entre otros.  El miedo es necesario para darle su sentido a estas piezas de tipo moralizante, algo que muy bien sabe nuestro artista y por ello comienza y cierra este cortometraje una variante del conde Drácula (a manera de anfitrión de los cómics tipo Cuentos de la Cripta), así como unos cuantos monstruos clásicos más que harán su aparición hacia el final.  Tampoco debemos dejar de lado su inteligente uso del humor negro, siendo uno de sus mejores momentos en este caso, cuando la protagonista intenta ver tele para tranquilizarse y lo que sintoniza la espanta aún mucho más. Hay entre medio una ridícula y aun así simpática coreografía con canto, que rematan este “trabajo a pedido” y el cual para el seguidor de la filmografía de Gordon resulta curioso apreciar.
     Interesante resulta ser que el resto de los personajes, los tres adultos que intervienen en la trama, cada uno representa la diversidad propia de un lugar como USA, ya que tenemos acá a la mujer que es de origen asiático, a un afroamericano y a un “blanco” (si bien este último
no rubio e incluso con unos kilos de más), algo que acá se aprecia natural y no forzado como hoy en día está pasando con buena parte de las producciones para las pantallas chica y grande, que ya se les ha pasado la mano con su absurdo sentido de lo que es “políticamente correcto”; teniendo en cuenta la época en la que se realizó esta obra, un detalle así no se nos puede escapar y hay que celebrarlo.
    Por último, que el director haya hecho algo como esto no es tan descabellado, si se piensa que al año siguiente se estrenó la muy divertida Querida encogí a los Niños de Disney, sobre un guión suyo en colaboración a su amigo Brian Yuzna.
    Atentos al guiño a la mentada cinta suya sobre las muñequitas con vida propia.


                    He aquí el corto para ustedes, que solo gracias a la magia de YouTube pude conseguir 
                                                              y se los comparto con alegría.


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